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ALBINO SUÁREZ | Minero jubilado y escritor

"Soy socialista, pero esta política no vale; en una república habría menos corruptos"

Albino Suárez, en el parque de Pola de Laviana. FERNANDO RODRÍGUEZ

Albino Suárez (Tiraña, 1933) culmina sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA recordando sus encuentros con Alfonso Camín, en los que compartían amistad y letras, y el nacimiento de su revista "Alto Nalón". De hilo conductor, su vehemencia por la escritura: una "pasión" que no abandonará en la vida.

La amistad con buena letra. "Me acuerdo de la primera vez que vi a Alfonso Camín como si fuera hoy. Fue el 25 de septiembre de 1965. Él llegaba en la motonave 'Covadonga' a El Musel muy temprano, el 25 de septiembre de 1965. No había tren desde aquí para llegar a la hora, así que pedí un favor a un amigo y 'coleme' en un tren de mercancías. Después del viaje, llegué a la hora y fui el primero en subir a recibir a Alfonso Camín. Le ayudé a bajar del brazo, él ya no tenía la vigorosidad de la juventud".

"Nuestra amistad se afianzó aún más desde que nos conocimos. Él fue a vivir a Fresno, y luego fue a Madrid. Retornó definitivamente a Asturias, a Porceyo. Fue donde murió. Volvió para la casa de un medio hermano que se llamaba Corsino".

"Vino muchas veces a verme a Laviana, yo fui a Madrid con él alguna vez. La primera vez que lo llevé a ver la casa de Armando Palacio Valdés le defraudó mucho lo abandonada que estaba entonces. De sus enseñanzas me quedé con mucho, no sabría decirte ahora algo concreto. Sobre todo me llamaba la atención que no tenía nada de acento mexicano, después de tantos años allí, ni asturiano. No era bablista, como yo. Yo la llingua, no sé, no lo veo claro... porque es un asturiano que no habla nadie por la calle".

"Todo lo que escribió Camín fue una joya. Y siento que los asturianos no conozcan su obra como deberían, tampoco la valoran. Las administraciones no se preocuparon lo suficiente por poner en valor a este personaje".

El legado del poeta. "¿Sabes a quién legó Camín todo su patrimonio? Al Principado. Y resulta que se dieron ya un montón de fechas, efemérides de aniversarios de la muerte, del nacimiento... y el Principado nunca dijo ni pío. Nada. Y eso que, como digo, es el heredero de Alfonso Camín".

"Yo publiqué un libro, 'Alfonso Camín, Heraldo de Asturias'. Me lo publicó Alsa. Ahí es donde más datos, más curiosidades aporto sobre Alfonso Camín. Otro que publiqué en Llanes, me lo editó "Diario del Oriente". Así que, como el Principado no hacía nada, con motivo del 30.º aniversario decidí hacer algo. Yo, con unos amigos del Ateneo Republicano, conseguimos que en México se publicara 'España a hierro y fuego'. Una joya igual que 'El Valle Negro'. De esas joyas, Asturias tenía que dar gracias sin parar, y todos chitón".

La insignia. "Pero yo ya no me asusto de nada. Bueno, sí neña, hay algunos que todavía me asustan. ¿Ves este 'pin' que llevo yo? La bandera republicana. Pues no sé, alguna vez me preguntaron de qué equipo era ese escudo. Esto es así, es verdad".

"Luego el tema de la política? yo soy socialista de siempre, me declaro orgulloso socialista. Pero también veo que la política de ahora no vale. Yo soy republicano, y ojalá hubiera ahora una república. Con una república no habría tanta corrupción ni tanta basura como hay ahora. Esto es así. Todo lo mal que se habla ahora de la república es por el rencor que se vertió sobre ella con el franquismo".

Una revista independiente. "Yo hablo claro de todo, aunque a veces dude. Esa necesidad de ser independiente que tengo fue lo que me hizo publicar 'Alto Nalón'. Salió el primer número en 1982. Era una revistuca de nada, al principio. Tamaño? Así (hace la forma de un papel tamaño DIN A5), como una libretina de nada. Luego creció. Cada vez me sentía más identificado con lo que hacía, recuperando historias y descubriendo personajes olvidados".

"Muchas alegrías me dio la revista... También algunas decepciones. A veces intentas hacerlo bien, pero siempre tienes ahí una vocecina diciendo 'pero esto que yo hago? ¿estará bien o mal?' Tiré por ella veinticinco años, hasta 2009. Ya no podía seguir a los mis años".

"Mucha gente vio mérito en lo que hacía, eso sí me alegraba. Tuve mucha gente conmigo, gente que me admiraba. Como con el "Aula de Paz" en Mieres. Tengo dos 'Urogallo de bronce', los que da el Centro Asturiano; uno del 1967 y otro especial en 2002. La asociación AICA me dio otro galardón, quisiera decirte el año, pero ahora mismo no me acuerdo. Y también me distinguieron con el galardón de 'Hombre de la Mancomunidad del Nalón'. Eso fue, me parece, en 1986 en el pueblo de Canzana".

"Bueno, bien, son reconocimientos que te congratulan y te ayudan a seguir, a tirar p'alante. Pero yo nunca trabajé por los premios. Yo todo lo que hice, lo hice porque creí que lo hacía bien".

La memoria. "Con la revista me di cuenta de que, si te gusta escribir, no puedes especializarte en algo. Tienes que tocarlo todo. Quise indagar más en las raíces de Laviana, de la comarca y de Asturias en general. Me entusiasmé con la tradición, como en mi libro 'La cueva del Cuélebre', de leyendas y de tradiciones. Fue uno de los que más me 'prestó' escribir. Hay incluidas incluso historias que eran desconocidas".

"Últimamente estoy publicando unos libros más variados y más completos. Merece la pena escribirlos, porque hablan del pueblo. Hay cosas ignoradas, descubrí casos, muchos personajes que nadie sabía de ellos. Lo lamentable es que no hay archivos, alguna vez fui a ayuntamientos que no tenían fotos de todos los alcaldes".

"A la gente le gusta saber de lo suyo, de la su tierra y de las sus costumbres. El libro que escribí que tuvo más éxito fue 'Los que no volvieron'. Ahí recopilé accidentes de mina y mineros que murieron en los tajos de Laviana. También trabajadores lavianeses que se mataron en minas de otras partes de Asturias y de España".

"Lo que me llama la atención es que hablo de gente humana, agradable, entrañable, y de éstos no se acuerda ni Dios. Yo creo que, con esa pérdida de la memoria, hemos perdido muchas cosas. Como el espíritu luchador de los mineros, ¿tú ves a algún mineru pelear como peleábamos en el 62?, ¿ves en alguna parte ese espíritu combativo que sentían los revolucionarios del 34? Porque yo no".

Presente de familia y pluma. "Yo voy a escribir siempre, hasta que el cuerpo aguante. Ahora, además, es una gran satisfacción tener estos demonios de ordenadores. Se adelanta mucho, aunque también perdemos mucho tiempo con Facebook y demás. Yo me meto ahí y pierdo la noción. Pero dan la vida, ¿eh?, dan la vida".

"Con mi mujer, Marisa, llevo cuarenta años casado. Soy feliz. Ella es maestra y aprendemos mucho juntos, aunque no se mete en lo que escribo. Tengo un hijo de 50 años que cuida de su madre, no tiene trabajo por esta m... de política que tenemos. Hace una labor social enorme, pero no recibe ninguna ayuda".

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