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BERNARDINO DÍAZ LÓPEZ | Especialista en medicina interna del HUCA y nuevo académico

"La formación en muchas especialidades médicas debe aumentar de cuatro a cinco años"

"Hace años se desaconsejaba a las enfermas de lupus ser madres; hoy es viable salvo en determinadas circunstancias"

José Bernardino Díaz López, ayer, en Oviedo. LARA FERNÁNDEZ

José Bernardino Díaz López (República Dominicana, 1953) ingresa pasado mañana jueves en la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias, como académico correspondiente. Su discurso llevará por título "Medicina interna, enfermedades óseas y autoinmunes sistémicas". El acto comenzará a las 20.00 horas y se desarrollará en el salón de actos del Colegio de Médicos de Asturias (plaza de América, Oviedo). El nuevo académico es jefe de sección en el área de Medicina Interna del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y presidente de la Comisión de Docencia del complejo sanitario.

- Usted se dedica al tratamiento de enfermedades autoinmunes sistémicas.

-Son un tipo de patologías en las que se ve claramente aquello de que no hay enfermedades, sino enfermos. Hablo de lupus, artritis reumatoide, esclerodermia... Hay quien las desarrolla muy rápidamente y otras personas en las que avanzan con más lentitud, incluso durante veinte o treinta años. En el caso del lupus, por ejemplo, hay un tercio de pacientes que van a ir mal, un tercio que van a ir bien y otro tercio que irán regular. Son enfermedades que comparten muchos genes, hasta el punto de que se prestan a confusión. En la evolución es grande la dependencia de las características genéticas del enfermo y de los factores medioambientales a los que se ha expuesto.

- ¿Hay progresos en los tratamientos?

-Sin duda. Por ejemplo, hace años se desaconsejaba a las enfermas de lupus ser madres; hoy es viable salvo en determinadas circunstancias. En este tipo de patologías, a veces terminan siendo más dañinas las secuelas, como las cardiovasculares, que la enfermedad originaria. Esto se debe a que el proceso ateroesclerótico es un proceso inflamatorio que termina pasando factura.

- La medicina interna es una especialidad bastante desconocida, como si abarcara todo y nada al mismo tiempo.

-Fue una especialidad principal. En la primera mitad del siglo pasado casi todos los médicos eran internistas. A partir de la especialización y de la superespecialización, que también son necesarias, se vio arrinconada, sobre todo en hospitales grandes en los que había casi todas las especialidades. En los comarcales, al contrario, ha tenido más protagonismo, porque son hospitales más pequeños que necesitan profesionales con un conocimiento de amplio espectro.

- ¿Y ahora qué está sucediendo?

-Incluso en los hospitales grandes, como el HUCA, la medicina interna ha vuelto a renacer con la aparición de nuevas patologías, como el VIH o las enfermedades autoinmunes sistémicas. Otro desarrollo importante ha sido el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, sobre todo en personas mayores que tienen varias patologías. De este perfil de enfermos, si lo ven especialistas muy diversos, no acabamos de tener una visión integral para tratarlos adecuadamente. Luego es importante subrayar que, de algún modo, el médico de familia es el internista de atención primaria. Ahora, el médico de familia tiene mucha más autonomía para solicitar pruebas, y también dentro de ellos hay grupos por conocimientos.

- ¿Cómo ha evolucionado la medicina interna en el HUCA?

-Una línea importante son las unidades de apoyo a los servicios quirúrgicos, lo que llamamos medicina consultiva. En el HUCA comenzamos en 2005 apoyando al área de traumatología; veíamos a los pacientes que iban a operarse de fractura de cadera, porque casi todos son mayores y tienen varias enfermedades previas o situaciones que pueden complicarse después de la operación. Más tarde, esta estrategia se extendió a cirugía vascular y a cirugía plástica.

- A nivel nacional, ¿que líneas estratégicas se siguen?

-La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) apoya que el internista tenga una formación integral, pero también se han formado 21 grupos de formación específica.

- ¿No es demasiada disgregación?

-Lo ideal, sobre todo en médicos jóvenes, es que el internista vaya rotando por las diversas áreas. Otra cosa que se está estudiando a nivel nacional es que todas las especialidades médicas tengan dos años de formación troncal común, y luego la específica de cada disciplina.

- ¿Usted está a favor?

-Sí. Puede hacerse de varios modos, por ejemplo que esos dos años fueran el último de la carrera y el primero de la especialidad. Todas las especialidades médicas son de cuatro años, salvo medicina interna y cardiología. Los conocimientos han avanzado mucho, y en muchas de estas especialidades médicas y básicas, el periodo de residencia debería pasar a cinco años. Y algo parecido habría que hacer en las disciplinas quirúrgicas, quizá con un primer año de ejercicio profesional que en realidad fuese el último de capacitación como cirujano en técnicas complejas. Hay gente que, con la ayuda de becas, prolonga un año su formación.

- ¿Piensa que enfocar el sistema sanitario a la atención a la cronicidad, que parece inaplazable, realzaría el papel de la medicina interna?

-Realzaría el protagonismo del médico de familia, en atención primaria, y de la medicina interna, en los hospitales. Hay que seguir viendo al enfermo de forma integral, y ya he dicho que esa tarea corresponde principalmente a esas dos disciplinas. Es muy importante que ambas estén interrelacionadas. Eso sí, el internista tiene que, con el tiempo, ir profundizando en determinados terrenos. Pero siempre partiendo de una amplia formación troncal.

- La visión integral suele contribuir a reducir la medicación que toma un paciente.

-Eso nos sucede con cierta frecuencia cuando ingresan pacientes de edades avanzadas.

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