La Universidad de Oviedo espera una bajada significativa de las cifras de abandono de cara al próximo curso, una vez asentados los nuevos requisitos del reglamento de permanencia.

Según el rector Santiago García Granda a partir del próximo mes de septiembre comenzará a apreciarse un cambio notable respecto a la tendencia actual. El máximo responsable de la institución académica asturiana reconoce que las tasas de abandono más recientes son "muy altas" y conviene avanzar hacia un escenario distinto.

La ausencia de controles en la mayoría de las titulaciones y el hecho de una mayoría de los nuevos alumnos entren sin más filtro que hasta que se cubran todas las plazas ofertadas impide mantener unas tasa de graduación en niveles óptimos.

Este es uno de los aspectos en los que se incide en el último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), donde se detalla el bajo rendimiento de la Universidad asturiana en las tasas de graduación, esto es, los alumnos que completan sus estudios en el tiempo previsto.

En la actualidad, de cada cien estudiantes que se matricularán en la Universidad de Oviedo para el próximo curso, cerca del veinte por ciento de ellos abandonará su opción académica en su primer año: prácticamente uno de cada cinco. Es uno de los porcentajes más altos de la Universidad española y aunque los datos oficiales que se manejan datan de hace tres cursos -está pendiente de presentación los informes de los cursos 2014-15 y 2015-16 sobre rendimiento por materias- la tasa de abandono se mantiene con ligera tendencia a la baja. Eso es lo que espera mejorar el Rectorado de forma inmediata. "Ahora mismo no hay selección más allá de la PAU", asegura García Granda.

En el año 2014 -el último curso del que existen cifras- la Universidad de Oviedo marcaba un porcentaje del 18,5% en la tasa de abandono, una cifra solo superada por las universidades de cinco comunidades autónomas y muy similar a la registrada en las de Andalucía.

A ello se suma que un 33% de los alumnos de 15 años ya repitió algún curso escolar en Asturias, porcentaje inferior a la media nacional pero que también evidencia algunos problemas en las tasas de rendimiento del alumnado de la región.

El único filtro de la Universidad para revertir esa tendencia es el reglamento de permanencia, que tuvo que ser modificado para flexibilizar algunas de las exigencias allí recogidas. El último texto vigente, que vio la luz de manera definitiva el pasado verano, mantiene la obligación de aprobar una asignatura anual (12 créditos) por curso y 90 créditos para pasar a cuarto curso pero regula y flexibiliza las excepciones. Esa misma norma convierte la convocatoria de gracia en una séptima ordinaria y establece que solo se contabilizará como agotada cuando el estudiante se presenta al examen.

Además, los estudiantes expulsados por no cumplir con los requisitos podrían volver a matricularse dos cursos más tarde. Si se produce un cambio de estudios, no se tendrá en cuenta el expediente anterior y se empezará a contabilizar desde que ingresa en la nueva carrera.

Entre tanto, el Rectorado está recogiendo los datos de cambios de titulación y abandonos en el presente curso académico. Mejores resultados arrojan los estudiantes de máster, el orgullo de la Universidad, con tasas óptimas de graduación.