Los agentes de la UCO operaron ayer bajo las instrucciones de la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, Begoña Fernández, que ha incoado diligencias penales por los presuntos delitos de blanqueo de capitales, falsedad en documento oficial y mercantil, fraude de subvenciones, tráfico de influencias, delito societario por apropiación indebida, contra la hacienda pública, prevaricación, cohecho, prevaricación urbanística y maversación de caudales públicos.

Las intervenciones en los domicilios y empresas se prolongaron durante varias horas. Cinco en el caso de la vivienda de José Ángel Fernández Villa, en la calle Pravia del barrio de La Florida. Tres agentes acompañados de personal judicial llegaron a la residencia del exsindicalista sobre las 10.00 horas y se fueron hacia las 15.15 cargados con cajas y carpetas que contenían documentación, además de material informático. En ningún momento se pudo ver ni a Villa ni a ningún miembro de su familia. Durante el registro estuvo presente su abogada, Ana García Boto.

En el caso del exasesor fiscal del Montepío, José Manuel Fernández, los agentes llegaron sobre las 9.30 horas a las oficinas de Aucontor, en la calle Viaducto Ingeniero Marquina de Oviedo, de las que se fueron cerca de las 19.00 horas cargando con abundante documentación y acompañados del ya detenido, que fue trasladado a las dependencias de la Guardia Civil en El Rubín. "Entraron al edificio varios grupos. De la presencia de la Guardia Civil no me enteré hasta tiempo después cuando me fijé que el coche aparcado delante de mi tienda llevaba una sirena en su interior", relató uno de los comerciantes de la calle, convertida en un plató de televisión para asombro de los viandantes.

Dentro de las oficinas se apreciaba movimiento, aunque el reflejo de los cristales impedía ver con nitidez lo que allí sucedía. Los agentes, que llegaron al lugar en dos coches camuflados (un Renault Clio y un Renault Megan), solo salieron del piso para fumar y comprar unos bocadillos a las 15.18 horas.

La asesoría estuvo mañana y tarde cerrada a cal y canto. Al micro del portal nadie respondía. Si alguien quería entrar y era de "casa", tenía que llamar por teléfono para que alguien bajara a abrirles la puerta. Los vecinos no entendían nada: ni la presencia de periodistas ni esos dos coches aparcados durante horas en una calle peatonal con una sirena y un pequeño libro rojo en su interior en el que se podía leer "Dirección General de la Guardia Civil. Servicio de material móvil".

La intervención en la constructora Alcedo de los Caballeros comenzó a las 14.45 horas, aunque desde primera hora de la mañana un vehículo de la Guardia Civil permaneció apostado a su puerta para evitar el acceso. A primera hora de la tarde llegaron otros dos coches camuflados, y en uno de ellos ya iba Juan Antonio Fernández. Fue entonces cuando se inició el registro, que se calculaba que se prolongaría hasta la medianoche debido a un problema informático. Además de la abundante documentación, fueron incautados dos vehículos propiedad del empresario.