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Maestros y discípulos

Coto: "Una buena dieta, deporte y el disfrute de la vida tienen un efecto positivo en la ancianidad"

Caballero: "En investigación hay pocas opciones para volver a España, y aunque la docencia no es fácil sirve para estabilizarte"

Beatriz Caballero y Ana Coto, en el laboratorio de su grupo de investigación en la Facultad de Medicina. JULIÁN RUS

Una alimentación inapropiada y un estilo de vida sedentario tienen un efecto claro en el envejecimiento, advierte la profesora titular del departamento de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo, Ana Coto Montes, quien suma entre sus principales logros la formación y coordinación del grupo de investigación de Respuesta Celular al Estrés Oxidativo (cROS). Montes explica que un envejecimiento saludable está muy relacionado con unos buenos hábitos de nutrición y deporte. "Está claro que la genética influye, pero también pasarlo bien", apostilla sobre los efectos positivos del disfrute de la vida la profesora, acreditada como catedrática desde hace cinco años. "Un ambiente agradable alrededor también tiene efectos sobre la ancianidad", constata Montes Coto, quien en el año 2000 recibió el Premio Grande Covián a Jóvenes investigadores de la Fundación Príncipe de Asturias por un proyecto sobre estrés oxidativo en carne. "Sobreviví año y medio gracias a aquel premio", indica.

En su grupo de investigación se integra también la profesora Beatriz Caballero, que fue doctoranda de Coto. Además, colaboran en numerosos proyectos del área de Calidad de la carne y Biomarcadores de estrés del Serida (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario), dirigido por la doctora Mamen Oliván; en los del grupo de investigación en Envejecimiento, dirigido por el doctor Juan Solano, del Hospital Monte Naranco, y en el de José Antonio Boga, del servicio de Microbiología del HUCA. Con ellos han trabajado en proyectos de investigación sobre estrés oxidativo. "Fue con lo que empezamos", precisa la más veterana del grupo. En idéntica línea continúan ahora porque es uno de los objetivos de financiación del programa "Horizon 2020" de la Unión Europea. "Se buscan proyectos que permitan retrasar la aparición de la dependencia", remarca Ana Coto.

Su colaboración con el Instituto de Neurociencias (Ineuropa) les facilita que los más jóvenes del grupo puedan solicitar también proyectos de investigación. "Ellos son los que más necesitan publicaciones para acreditarse", añade la responsable del grupo. Uno de sus estudios tiene que ver con la obesidad y los cambios que implica en el cerebro. "Se está viendo que existe una relación directa. Lo estamos estudiando con ratones", prosiguen Coto y Caballero, quienes coinciden en que demasiadas oportunidades para aquellos jóvenes que comienzan analizando cuestiones punteras y pese a los méritos científicos no pueden regresar a España. "Ahora la vuelta está cada vez más complicada. La mejor opción son las becas Ramón y Cajal o las Juan de la Cierva pero son muy competitivas. En investigación hay pocas opciones para volver y la docencia, aunque tampoco es fácil, sirve para estabilizarte", constata Beatriz Caballero, quien se incorporó al grupo de Ana Coto tras realizar estancias posdoctorales en el Hospital Clínico de Barcelona donde trabajó en varios proyectos sobre toxicidad y neurodegeneración y en el Instituto Israelí de Tecnología donde comenzó a participar en neurodegeneración cerebral tras golpes traumáticos. En ese caso trabajaron con una proteína que regula la activación de la muerte celular. "Bloqueando esa proteína se frena la inflamación y el estrés oxidativo para evitar que la neurona se muera", explica la joven investigadora. Dicha investigación arroja resultados muy favorables para impedir que el daño cerebral avance en heridos en accidentes con un golpe traumático grave.

Los trabajos sobre estrés oxidativo también les han permitido trabajar con el HUCA en cómo reducir la infección vírica en el caso del herpes labial. En el marco de esos proyectos, Beatriz Caballero regresó a Asturias en 2013 donde se incorporó como profesora sustituta en la Universidad durante dos años. Tras esa etapa dio el salto a la gestión de la investigación en el Parque Científico de Gijón y ahora disfruta de un contrato de ayudante doctor. "La gestión es muy interesante, te abre un abanico muy amplio de proyectos", asegura la joven sobre su etapa fuera de la Universidad.

De vuelta a la institución académica celebra las oportunidades que les ha abierto la investigación "traslacional" que su grupo realiza. "Es más fácil trabajar asociado con otros", afirma Ana Montes. Con el Instituto de Neurociencias están estudiando si la irradiación de infrarrojos en el cerebro reduce la ansiedad y el estrés. Y con el Serida continúan en los proyectos sobre calidad de la carne. Uno de ellos tenía que ver con el efecto del tiempo de maduración sobre la calidad organoléptica de la ternera asturiana. Y el más reciente está centrado en la búsqueda de marcadores de estrés para ver cómo sufre el animal cuando va al matadero, un parámetro que ya han estudiado en cerdos, logrando demostrar que el componente emocional y de comportamiento del animal dentro de la piara influye luego en la calidad de la carne. Próximamente se realizará idéntico estudio con vacas. Concretar esos marcadores facilitará el desarrollo legislativo posterior, por ejemplo, en la búsqueda de personal cualificado para el transporte de ganado a mataderos, explican.

"Son todos proyectos bastante gratificantes porque vemos cómo puede afectar a la muestra con la que trabajamos", asegura Ana Coto Montes, cuya trayectoria profesional les ha permitido desarrollar proyectos coordinados con investigadores de distintas instituciones, en el ámbito nacional e internacional. Su grupo forma parte de la Red de Fragilidad y Envejecimiento (Reticef) con los que han realizado estudios sobre dependencia y la pérdida degenerativa de masa muscular y fuerza al envejecer o llevar una vida sedentaria, proceso conocido como sarcopenia. "El retraso en la aparición de la dependencia es uno de los principales objetivos de financiación de las administraciones", prosigue.

Coto es, junto al profesor César Venero, codirectora del curso de verano sobre envejecimiento que se celebra en el centro asociado de la UNED en Asturias del 26 al 28 de junio. "Nos parecía una propuesta atrayente para todos los públicos. Es importante conocer lo envejecida que está la población, desarrollar pautas y adelantarse a la dependencia", sostiene la docente, quien destaca la implicación del director de la UNED en Asturias, Juan Carlos Menéndez Mato en la iniciativa.

A su juicio, el reconocimiento de Asturias como "Reference Site" por la UE en envejecimiento activo puede ser una oportunidad para estar en las principales convocatorias de financiación pública y dirigir los proyectos hacia donde existe interés. En este sentido, el foco de sus investigaciones es claro: "La movilidad es fundamental; es lo que demuestra el mejor efecto en la ancianidad. El sedentarismo en lugar de retrasar la dependencia hace que se acerque. Con más de 75 años hay que evitar estar mucho tiempo en cama. En los hospitales cada vez se intenta más en operaciones programadas", concluye.

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