El lema del Día del Medio Ambiente, que se conmemora el domingo en Campomanes, junta en un juego de palabras el AVE y la Variante con la avería que han dejado las obras a su paso por el interior de la Cordillera. "Averiante". Por esas averías y esos desperfectos, los vecinos de los dos lados de Pajares afectados por los daños colaterales de la obra -entre otros el anormal trasvase artificial del agua de los ríos de León hacia la cuenca hidrográfica cantábrica- han pataleado en Europa y en España, ante la Comisión Europea y el Ministerio de Fomento, llevando de una instancia a otra su demanda de que se elabore un inventario de trastornos y "un proyecto integral de recuperación de la zona". Las respuestas de la vía administrativa no ponen hasta ahora por la labor a la autoridad competente y ellos vuelven la vista a los tribunales.

En la voz del abogado que representa a los damnificados, el catedrático de Derecho Administrativo la Universidad de León Carlos González-Antón, su propósito concreta "que se cataloguen los impactos, no sólo al medio ambiente, también a las poblaciones", y que aceptando que va a ser casi imposible devolverles la situación preexistente, se arbitren "medidas correctoras y compensatorias", de suerte que quede acreditado "cómo debe el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) restaurar el daño que hace". La batalla no ha salido de momento del terreno administrativo, pero los afectados mantienen el dedo señalando a la puerta de los tribunales, los españoles y los europeos, por si todo sigue como hasta ahora, sin avenencia a sus planteamientos. El litigio tiene como resultado de la pelea un procedimiento de investigación abierto en la Comisión Europea y en España un expediente sancionador al Adif en la parte leonesa, tres más admitidos a instancias del colectivo vecinal de Campomanes y una reclamación en la vía administrativa que ha pedido sin éxito a Fomento la modificación de la declaración de impacto ambiental de la obra "a la vista de los errores" cometidos y del estropicio medioambiental que denuncian.

Esta reclamación, ya recurrida por los afectados, ha sido rechazada por el Ministerio de Fomento con el argumento de que "no se acredita suficientemente la relación causa-efecto" entre la obra y el impacto, entre el agujero y los acuíferos vaciados, entre el trazado de los túneles y los ríos leoneses que han cambiado de cuenca y ahora vierten aguas al Cantábrico, entre el "pinchazo" de acuíferos a golpes de tuneladora, los pueblos de León sin suministro y la contaminación del agua en el entorno de Campomanes que denuncian los vecinos.

"Alicatar" acuíferos

Su abogado rechaza como "parches" para un problema "sistémico" las soluciones puntuales concebidas para atajar las filtraciones. Por ejemplo "alicatar" los arroyos que vertían a los túneles, y reprocha que se haya hecho además "sin evaluación de impacto, incumpliéndolo todo sin que haya pasado nada". Es su modo de dejar al descubierto la "absoluta dejación de funciones" que observa en los promotores de una obra que nació, denuncian, sin estudio hidrogeológico y con una declaración de impacto ambiental hiperlaxa, que casi desde la primera acometida de la tuneladora generó avenidas de agua en el interior de los tubos. Drenó ríos y secó manantiales sobre todo en León, generando un problema de cantidad de agua en el lado leonés y añadiendo uno de calidad, de contaminación, en la vertiente asturiana.

Sostiene González-Antón que aquí la cuestión esencial es previa a la obra. Que el horadado de la Cordillera se acometió con "una declaración de impacto ambiental que no preveía ninguna afección a los acuíferos ni a las aguas" y que discurren por una zona con el máximo nivel de protección de la Red Natura 2000, pero que despachó la cuestión medioambiental considerando que "como va bajo tierra, no se previeron ni impactos ni medidas correctoras". Tampoco, añade, "los miles de toneladas de lechadas y sustancias químicas que se vertieron durante la construcción de los túneles y el esfuerzo de impermeabilización, que fueron a parar a los ríos y a los sistemas de abastecimiento". Con las acciones posteriores, la impermeabilización de los tubos, la canalización del agua hacia la depuradora de Campomanes y el sellado de arroyos en la vertiente leonesa "se ha renunciado a la posibilidad de que esos acuíferos tengan la posibilidad de recargarse de forma ordinaria", lamenta el abogado, que no ha cuantificado la inversión enorme a que podrían llevar las actuaciones, pero que avanza de entrada a "algún millón de euros" sólo por el inventario derivado de la imprevisión de los promotores de la obra. Sus acciones "no tienen por qué" parar la obra, pero pretenden obtener resultados antes de que los promotores la terminen y "se vayan".