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La guardiana destapó las esencias

María Luisa Carcedo, paradigma de firmeza y antes mano derecha de Javier Fernández, centra las críticas de los leales al líder de la FSA, que le afean que haya asumido el modelo de partido de Pedro Sánchez

María Luisa Carcedo

La expresión, aunque extendida, parece que la acuñó Balbino Dosantos, exsecretario del PSOE de Mieres, ahora en la reserva activa a causa del terremoto interno que ha causado Pedro Sánchez. Dosantos empezó a llamar ya hace años a María Luisa Carcedo "la guardiana de las esencias", por aquello de que internamente siempre fue correosa, de común poco dada a experimentos ideológicos y con cierta desconfianza hacia las modas en el partido. Y el apelativo tuvo éxito.

Las vueltas que da la vida, pensaron numerosos dirigentes veteranos leales a Javier Fernández cuando el domingo, en el marco del precongreso de la FSA, Carcedo defendió ante el portavoz parlamentario del PSOE Fernando Lastra la polémica introducción del "Estado plurinacional" en la ponencia marco para el congreso federal de la próxima semana. "A algunos se nos abrían las carnes", confiesa uno de ellos. Y es que Carcedo constituyó con Javier Fernández un tándem inseparable, ahora partido. "Era como su sombra, todo el tiempo juntos", recuerdan dirigentes socialistas al referirse a los primeros años de Fernández como secretario general de la FSA. Pero la trayectoria política de Carcedo viene de lejos.

Natural de San Martín del Rey Aurelio, se vinculó al PSOE en juventudes pero pronto accedió a puestos de responsabilidad. Ya en el ejecutivo que presidió Pedro de Silva se estrenó en el gobierno como directora regional de Salud Pública y ejerció, luego, como consejera de Medio Ambiente y Urbanismo con Juan Luis Rodríguez-Vigil y Antonio Trevín.

Desde 1991 ha ocupado escaño: primero en la Junta General (donde llegó a ser portavoz del grupo) y luego en el Congreso y el Senado. Únicamente quedó sin asiento en el periodo en que se hizo cargo de la Agencia Estatal de Evaluación de Políticas Públicas a propuesta de la ministra Elena Salgado entre 2008 y 2011.

En las generales de 2011, Carcedo volvió a obtener escaño en el Congreso y en 2014 cerró una larga etapa de cargos de responsabilidad en la FSA al incorporarse a la Ejecutiva Federal como secretaria de Bienestar Social.

Para entonces, la sintonía con Javier Fernández era total. "No solo eso, sino que además defendía un modelo de partido poco dado a experimentos. Se recuerdan bien sus críticas al Estatuto de Cataluña. O el rechazo a las exigencias de más autonomía de los nacionalistas, ella que casi era más partidaria de devolver las competencias en Sanidad a la administración central", aseguran dirigentes socialistas que se mantienen fieles a Javier Fernández.

Carcedo fue durante años el rostro preocupado del guerrismo, la persona que mantenía la lealtad hacia José Ängel Fernández Villa pero la fue basculando a Javier Fernández sin rupturas traumáticas, en aquel lento fluir de unidad en que se fue convirtiendo el "javierismo".

Entonces, ¿qué pudo ocurrir para que ahora "la guardiana de las esencias" sea uno de los pilares de Pedro Sánchez, no exista ya relación personal con el secretario general de la FSA y cause esa sensación de desgarro entre los dirigentes que la conocieron durante años?

Las diferencias entre Carcedo y Fernández comenzaron en las anteriores primarias. El secretario general de la FSA era más partidario de Eduardo Madina, pero María Luisa Carcedo se alineó con Pedro Sánchez en cuanto la presidenta andaluza Susana Díaz le bendijo como candidato. "Casi podría decirse que ella fue de los primeros susanistas, porque siempre parecía admirar cómo Díaz tenía de disciplinado al PSOE andaluz. Aquella diferencia de criterio parecía menor, pero actuó como un pequeño descosido en aquella alianza personal, sostienen fuentes socialistas.

Javier Fernández tuvo el primer encontronazo con Sánchez de inmediato, cuando quiso excluirle de la Ejecutiva federal, en la que sí colocaba a Adriana Lastra y María Luisa Carcedo. Aquella exclusión desató una crisis en el congreso federal hasta el punto que la delegación asturiana se plantó, dispuesta a abandonarla. Finalmente Sánchez creó un puesto que garantizaba la presencia del secretario general de la FSA en la Ejecutiva. Y aunque entonces trascendió que los compromisarios asturianos respaldaron a Javier Fernández, ahora algunos dirigentes aseguran que Lastra y Carcedo no consideraban grave que Fernández quedase relegado y que ambas podían ejercer perfectamente la representación asturiana. A partir de entonces el alineamiento de Carcedo con Pedro Sánchez ya fue total. La última hebra que ataba a Carcedo y Fernández se quebró en el polémico comité federal que concluyó con la dimisión de Pedro Sánchez.

Las guerras fratricidas siempre conllevan un dolor más desgarrador. Y más entre los socialistas, poco dados a esconder la sangre cuando les toca batalla interna. Por eso durante toda la semana circuló por redes sociales y mensajes de móvil entre los susanistas (ahora buscando etiqueta) la enmienda pedrista que la propia Carcedo votó y que pedía incorporar en un párrafo la necesidad de "evitar políticos profesionales, no se puede vivir toda una vida laboral de la política".

En una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA hace 13 años, Carcedo respondía así a la pregunta acerca de su reconocida firmeza en la defensa de sus planteamientos: "En política se está por convicciones, por una ideología que defiende valores que se trasladan a una manera de interpretar la gestión de lo público (...). Una cosa es evolucionar sobre asuntos concretos, pero los valores y principios deben mantenerse. Tampoco hay que confundir rigidez con coherencia. Y no se puede confundir posiciones inamovibles con defensa de criterios y de valores. No me considero rígida, pero sí defiendo aquello en lo que creo. Y si no, me retiro".

Muchos son los dirigentes javieristas que dicen que la guardiana de las esencias se olvidó de aquello que decía proteger. Ella, en cambio, dolida por el trato recibido por los que fueron sus compañeros, dirá que sigue protegiendo esas esencias y que son los otros los que las han descuidado.

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