La sanidad pública española necesita una política de personal más estimulante, en la que "el salario esté vinculado al logro de objetivos", y una nueva manera de prestar asistencia, que "en vez de hacer cada vez más pruebas a los pacientes priorice la medición de los resultados y tome decisiones en consecuencia". Éstas son dos de las principales conclusiones derivadas del I Foro informativo "Sanidad 2020", impulsado por LA NUEVA ESPAÑA y la compañía farmacéutica Celgene, y celebrado en el Club Prensa Asturiana de este periódico.

Los ponentes discreparon sobre la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Para unos, el buen hacer de los profesionales y de los gestores, y la satisfacción de los usuarios, son garantía de continuidad. Para otros, se imponen nuevas pautas organizativas y de gestión que detengan la negativa espiral de ingresos y gastos.

"El sistema sanitario español es indestructible gracias a unos profesionales extraordinarios y a unos gestores muy bien intencionados y con frecuencia muy bien preparados", subrayó Juan José F. Polledo, director de relaciones institucionales de Celgene, una multinacion de capital estadounidense. "Invertimos más del 30 por ciento de nuestros ingresos en I+D y tenemos emplazado en España nuestro único centro de investigación fuera de EE UU", añadió.

Polledo, director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad entre los años 1991 y 2000, incidió en la necesidad de una política de personal que también se preconiza desde muy diversos estamentos sanitarios como garante de viabilidad del sistema. "Es imprescindible que los profesionales tengan claramente identificados sus objetivos y que sepan que su remuneración está vinculada al cumplimiento de esos objetivos", señaló.

A esta misma cuestión se refirió Pablo Coto, dermatólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y profesor asociado de la Facultad de Medicina. El doctor Coto se mostró crítico con el modelo de contratación temporal implantado en el Servicio de Salud del Principado (Sespa) hace un mes, y basado en una bolsa de trabajo que da preponderancia a los servicios prestados: "No somos todos iguales", argumentó, en alusión a la conveniencia de introducir en las convocatorias "perfiles" que valoren los conocimientos específicos.

Enrique González, gerente del área sanitaria de Avilés, hizo hincapié en que el actual sistema sanitario público "es sostenible, eficiente, llega a la inmensa mayoría de la población y goza de una alta aceptación por parte de los ciudadanos, como muestran los sucesivos barómetros sanitarios". Asimismo, elogió el "reducido coste en gastos de administración de la red, del cuatro por ciento, frente al de países en los que este epígrafe supera los dos dígitos".

Sin embargo, el que fuera viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía no eludió algunas dificultades, como "la reducción del número de especialistas disponibles para afrontar el relevo generacional" y la "amenaza" que para la red sanitaria representa "el bajo crecimiento económico global". "Todo ello dibuja una situación de tormenta perfecta, bastante compleja de gestionar", destacó Enrique González. Con todo, matizó, "estoy convencido de la viabilidad del sistema sanitario español".

Esther González García, hematóloga del Hospital Universitario de Cabueñes (Gijón), se refirió al panorama de su especialidad. "La hematología es una de las disciplinas médicas que más ha crecido en conocimientos y tecnología y, por consiguiente, una de las más caras del sistema sanitario". La presidenta de la Sociedad Asturiana de Hematología y Hemoterapia reclamó "una asignación de recursos por cada hospital adaptada a las necesidades actuales, no basada en datos de hace treinta años".

Esther González se mostró muy crítica con una tendencia de la sanidad pública que también afecta a la viabilidad futura: "Entre un 30 y un 40 por ciento de las pruebas que se hacen no están indicadas. En los últimos años se ha incrementado mucho el pedir por pedir. Es más importante revisar los resultados en salud que hacer y hacer", destacó la hematóloga de Cabueñes, quien alertó del desafío adicional que supone prestar asistencia a "una población muy envejecida".

Pablo Coto expresó su acuerdo con Esther González: "No estamos midiendo los resultados en salud. No es cuestión de hacer más pruebas, sino de medir resultados". El dermatólogo expuso sus "dudas" relativas a que "el sistema sanitario, tal y como está hoy, sea sostenible o pueda seguir dando los mismos niveles de calidad". Asimismo, vaticinó que "van a aparecer otras profesiones dentro de la sanidad".

"El Sistema Nacional de Salud ha contribuido a la paz social en estos años de crisis", enfatizó Pablo Coto, una aseveración con la que Juan José F. Polledo se mostró de acuerdo. El director de relaciones institucionales de Celgene indicó que "reducir el precio de los medicamentos es un reto de todos, pero hay que hacer cuentas". Acto seguido, ofreció algunos apuntes: "Desarrollar un medicamento supone casi quince años de trabajo y hay que explotarlo comercialmente en diez años. Y con los beneficios que da un medicamento hay que financiar el desarrollo del siguiente, y nada garantiza que salga bien".

A juicio de Polledo, el banco de datos de la red sanitaria pública "vale mucho dinero". "El tratamiento de los datos es el petróleo del futuro. De momento, la prioridad es ponerlos a buen recaudo", apostilló.