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Maestros y discípulos

Martín: "La creatividad es una materia de la que difícilmente examinamos en la Universidad"

Pablo Alonso: "Cualquiera puede hacer ciencia de alto nivel con la formación que se da en la Universidad de Oviedo"

Pablo Alonso y Juan Ignacio Martín, ayer, en la Facultad de Ciencias. LUISMA MURIAS

"Ni un día de mi vida he tenido la sensación de ir a trabajar. Siempre he hecho lo que me gusta: investigar". Quien así habla es Pablo Alonso, físico formado a caballo entre la Universidad de Oviedo, el Instituto de Microelectrónica de Madrid (incluido en el Campus de Excelencia Internacional constituido por la Universidad Autónoma de Madrid y el CSIC), el centro de investigación NanoGUNE (San Sebastián), y ahora de vuelta en Asturias.

Alonso, que finalizó su licenciatura en Física en 2003, y después se doctoró con la máxima distinción, "cum laude", ha plasmado su firma en varias publicaciones de las más prestigiosas del mundo en el campo de la investigación. La última, en la revista "Science", que recientemente recogía un estudio en el que participa Alonso junto a científicos de todo el mundo que han estudiado cómo la luz puede utilizarse para "ver" la naturaleza cuántica de un material electrónico. El trabajo, liderado por el grupo del profesor Frank Koppens del Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona en colaboración con el nanoGUNE de San Sebastián y la Universidad de Oviedo, representada por el físico Pablo Alonso, entre otras instituciones, ha permitido explorar el mundo cuántico con luz a temperatura ambiente, cuando normalmente se necesitaban temperaturas ultrabajas.

José Ignacio Martín, que fue profesor de Alonso en sus años de alumno en la Universidad de Oviedo, destaca que aquella promoción era "muy inquieta", lo que daba lugar a clases "muy animadas". Al acabar muchos de aquellos alumnos acudieron a su profesor para ver dónde podían realizar la tesis. "Mucha gente de mi generación está hoy en los mejores centros de investigación de todo el mundo y les está yendo muy bien", reconoce Pablo Alonso, quien regresó hace poco más de un año a Asturias. "Hay que tener arraigo para volver", indica ante la falta de incentivos para que los investigadores se acerquen hacia el Principado.

Su experiencia en el campo de la nanoóptica le permitió captar 1,5 millones de euros del Consejo Europeo de Investigación (ERC). El proyecto que arrancó el 1 de enero trata de construir los cimientos de un nuevo campo, la nanoóptica bidimensional. Para ello contratará a dos estudiantes de doctorado y otros dos posdoctorales. La compra de un microscopio de alta resolución que se instalará en el edificio de servicios científico-técnicos consumirá 450.000 euros. Eso fue lo que ocupó una parte importante de los desvelos de Alonso los últimos meses para lograr una ubicación adecuada. Lo óptimo, a su juicio, es seguir el modelo que él mismo vivió en el centro de investigación NanoGUNE en el País Vasco: "Pagan por atraer a líderes de grupo que luego, a su vez, logran proyectos Starting Grant del ERC que derivan en contratos de técnicos y doctorandos y acaban generando empleo local. Al final se acaban autofinanciando".

Para quienes se desmotivan en los primeros años de carrera lanza Pablo Alonso este consejo: "La investigación es más abierta y motivadora, te permite explotar tu creatividad". Una materia de la que, según Martín, "no examinamos en la Universidad".

"Lo que al final espera un profesor de sus alumnos es que les vaya bien y que algún día puedan volver para revertir a la Universidad todo el conocimiento adquirido", subraya el maestro, quien se reconoce ya superado por su discípulo. De Pablo Alonso alaba que reúne las mejores condiciones para poner "sobre la pista" a los futuros titulados que es posible plantearse cualquier meta. "Los números no definen a un científico; es una tarea tan creativa que no existe relación entre un expediente académico brillante y un investigador brillante, ayuda pero no es indispensable", razona el más joven. Martín añade que lo más gratificante para él es ver cómo sus estudiantes "han progresado más que tú y pueden aportar al entorno". El discípulo agrega que eso es posible desde la Universidad de Oviedo que cuenta con equipamiento suficiente "para hacer ciencia al más alto nivel". Por ello, anima a los alumnos a no acomplejarse de la formación recibida, pues son igual de competentes que quienes trabajan en las grandes instituciones europeas. "Huyo del discurso derrotista; hoy se puede hacer investigación de alto nivel desde cualquier sitio", remarca Alonso.

El experimento recién publicado en "Science" en el que participó este joven físico asturiano se llevó a cabo con grafeno de una calidad extremadamente alta. Los investigadores capturaron la luz en una red de átomos de carbono y ralentizando su velocidad hasta el punto de que era tan lenta como la de los propios electrones en el grafeno. Cuando se llega a ese límite los electrones y la luz comienzan a moverse de manera sincronizada, desvelando su naturaleza cuántica a una escala tan grande que puede ser observable con un microscopio especial. Dicha técnica abre el camino para explorar nuevos y diversos tipos de materiales cuánticos, incluyendo superconductores, donde la electricidad puede fluir sin consumo de energía. Este descubrimiento podrá ayudar a comprender, mediante esta técnica microscópica, los fenómenos cuánticos complejos que se producen cuando la materia está sujeta a temperaturas ultrabajas y campos magnéticos muy altos. La investigación ha sido posible, en parte, gracias al apoyo del Consejo Europeo de Investigación, el buque insignia europeo de grafeno Graphene Flagship, la Generalitat de Cataluña, la Fundació Cellex y el programa de excelencia "Severo Ochoa".

El profesor José Ignacio Martín pide que no haya que esperar a un investigador con una ayuda del ERC como Pablo Alonso para que puedan regresar a Asturias. "Hay que hacer programas atractivos para los doctores", pide al más joven al tiempo que agrega que, tal como estaba planteado el plan de retorno del talento, no servía. Lo positivo, añade Martín, sería lograr un acuerdo para incorporar seis doctores cada año a grupos de investigación y que ejemplos como el de Alonso hagan ver al alumnado que no hace falta ser un estudiante excepcional para realizar carrera investigadora." Gente como Pablo te rejuvenece, trae cosas punteras y es bueno que los que vengan nos vayan superando", concluye el docente de Física de la Materia Condensada.

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