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SALVADOR FERNÁNDEZ | Exvicepresidente del Montepío de la Minería

"El SOMA usó el Montepío como su cortijo, es quien tiene más responsabilidad"

"El dinero desaparecido es mucho para que se lo quedaran Villa y Postigo; tendrían más que Amancio Ortega"

Salvador Fernández, tras la pasada asamblea del Montepío. MIKI LÓPEZ

Salvador Fernández González (Sotiello, 1957), asistió a la asamblea general anual del Montepío de la Minería el pasado viernes después de más de una década sin participar. Minero prejubilado desde 2001, perteneció a la ejecutiva de la Federación Minerometalúrgica de CC OO de Asturias y fue vicepresidente del Montepío de la Minería desde 2004 hasta 2006. Le cesaron por denunciar que se movían "maletines con mucho dinero", que había sindicalistas que iban gratis de vacaciones y que se pagaban facturas millonarias a empresas que no realizaban ningún servicio. Como a Alcedo de los Caballeros. Después de declarar ante la Unidad Central Operativa (UCO), se anima a contar su historia. Ayer se conoció que la Asociación de Mutualistas del Montepío de la Minería también se ha personado en la causa abierta. El juzgado de instrucción número 3 les reconoce como acusación popular.

- El presidente del Montepío dice que 2003 es una fecha clave en el "caso Hulla".

-La investigación puede poner pie de foto al movimiento de maletines que yo denuncié. No podía decir entonces, ni lo voy a decir ahora, quién me lo contó, pero si Villa y Postigo son culpables, pueden explicar si actuaron solos o hubo más gente participando en la fiesta. Es posible que quien montó esta operación diga quién pagó y cuánto y el Montepío pueda descubrir cuándo fue que se pagó tanto dinero.

- ¿Cómo descubre usted la presunta corrupción en el Montepío?

-En una reunión de la ejecutiva de la federación minerometalúrgica, un compañero dice que hay que tener cuidado con lo que pasaba en el Montepío, donde Ricardo González Argüelles, con el que yo tenía mucha relación, podía estar implicado. Yo dije que casi ponía la mano en el fuego por él, y la cosa quedó ahí. Después de eso, entro yo en la vicepresidencia del Montepío y una persona me dice que si sé dónde me metí, que puede haber problemas. Me dice que hay mucho dinero en juego y que se reparten maletines en Murcia, en Los Alcázares, donde está el residencial, y concretamente en el restaurante Casa Ramón. Me da muchísimos datos, pero me dice que si lo descubría, lo negaría todo.

- ¿Usted lo denunció?

-La información se la trasladé a un compañero de la ejecutiva y decidimos hablar con el secretario general, Maximino García, Mino, y decidimos que lo mejor era hacer un careo y que se explique. Así que citamos a Ricardo un viernes por la tarde en el sindicato. Antes de que llegara, Mino nos dice al otro compañero y a mí que va a hablar primero con Ricardo y que esperemos en el despacho de al lado. Después de casi dos horas, entró Mino al despacho y dijo que ya estaba, que ya había hablado con él y que nos podíamos ir. No sabemos qué hablaron, pero tuvimos un enfrentamiento verbal muy fuerte, con palabras muy gruesas. Nunca más volví a hablar con Ricardo.

- ¿Tuvieron relación aquellos hechos con la venta de los chalés de Murcia y la compra del aparthotel de Roquetas?

-Cuando llegué al Montepío me encuentro que el SOMA se encargaba del balneario de Ledesma y CC OO de los residenciales de Murcia y de Almería. Cuando veo el aparthotel me encuentro con un edificio en ruinas, y propongo que hay que hacer reformas. Me dicen que no se puede porque no hay dinero y además se estaba pagando el crédito que se pidió para comprarlo. Pero para abrirlo hay que hacer obras, así que se decide que sean parciales, y empezar por las tuberías. Paralelamente veo que se pagaba una barbaridad de dinero por la limpieza, y más teniendo en cuenta que la mitad del edificio estaba cerrado. Así que propongo renegociar con la compañía, Limpiezas Almería, se llamaba. Voy a Roquetas y me entrevisto con el empresario y le digo que hay que cambiar el contrato. Y el hombre me dice que de acuerdo.

- ¿Cuánto pagaban?

-Espere. Resulta que la limpieza se facturaba a una empresa que se llamaba Alcedo de los Caballeros, y me llamó la atención. Así que le pregunté si era asturiana y me dicen que no. Y va y me pregunta si nosotros somos ricos o tontos, porque la diferencia entre lo que nosotros pagábamos y lo que él cobraba era de 6.000 euros, un millón de pesetas. Llamo al presidente, a Alfredo Espina, y le digo que tenemos ladrones en casa. Cuando volví me dijo ¿qué hiciste? Y le respondí que romper con todo. Su respuesta fue: "acabas de joder a Postigo". Me enteré entonces de que era José Antonio Postigo el que firmaba los contratos y que era coordinador entre el Montepío y el SOMA, que yo no sabía ni que existía ese cargo.

- ¿Lo denunció en el seno del Montepío?

-En la comisión regional.

- ¿Eso fue antes o después de denunciar las vacaciones gratuitas de dirigentes sindicales?

-Hace tantos años que me falla la memoria con las fechas. Pero en aquella época también le conté a un responsable del SOMA que había gente de su sindicato que iba gratis de vacaciones y que eso no podía ser. Me dijo que estaba de acuerdo, pero que yo limpiara también mi casa, y entonces es cuando me entero que eso mismo lo hacían Arsenio Díaz Marentes, que decía que cuando iba de vacaciones con su familia también hacía acción sindical, y que había llegado a un acuerdo con el anterior presidente y que se mantenía. El otro era Maximino, Mino, que había ido sólo un mes. Hablé con él y le dije que era un error, que ni Villa ni Hevia habían ido allí y que él tenía que pagar, porque si no abría la puerta a justificar que otros lo hicieran. Pagó, pero se ofendió, y yo noto que con todo aquello la organización va perdiendo la confianza en mí.

- ¿Puede explicar que pasaba con las dietas del Montepío?

-A quienes por mandato sindical estábamos en la mutualidad las dietas eran más altas que para el resto de dirigentes del SOMA y de CC OO. Se lo conté a Mino y me dijo que la solución era que las dietas, en vez de cobrarlas los representantes, las cobrara el sindicato y que sería el sindicato quien las pagara en función de sus criterios. Le dije que me parecía bien, pero entonces el asesor fiscal del Montepío, José Manuel Fernández (también detenido en la "operación Hulla") me dice que con esa fórmula los prejubilados estábamos en riesgo legal, porque nuestro puesto era como consejeros y por tanto los responsables fiscales éramos nosotros a título personal, no la organización. En mi sindicato dicen que es igual, que las dietas para la organización. Y todos lo hacen así, menos yo que devuelvo el dinero al Montepío.

- ¿Es a partir de ahí cuando deciden destituirle?

-Me sugieren que dimita. Pero el problema no eran las dietas, ni las vacaciones, eran los maletines. Me negué a dimitir. Entonces falsificaron una carta con mi dimisión y la enviaron al Montepío, pero se veía que era falsa. Pedí defenderme en una ejecutiva, y Mino me negó la palabra. Recogí 1.000 firmas, que me sirvieron como aval, pero así y todo me destituyeron. Fui purgado por intentar acabar con la corrupción.

- En la investigación se apunta a cierta connivencia con empresarios de la minería.

-Rodolfo Cachero me dijo en una ocasión que le había pagado millones a Villa, que le había llevado el dinero en un maletín, y que estaba hasta los c? Pero también me contó que el que recogía el dinero no era Villa, sino Postigo. Le dije que fuéramos juntos a denunciarlo, y no quiso.

- ¿Todo lo urdieron Villa y Postigo?

-Hay más gente implicada. Hay demasiado dinero desaparecido para que se quedaran ellos los dos con todo. Tendrían más dinero que Amancio Ortega. Es imposible que sea cosa de muy pocos y de Postigo solo por supuesto que no; sería incapaz de idear una trama de sociedades interpuestas y mucho menos de lograr modificaciones de la ley como la que se hizo para construir la residencia de Felechosa.

- Por lo que cuenta, ¿CC OO también es responsable aunque sea por omisión?

-Yo intenté que las cosas se aclararan en mi casa, y lo único que conseguí fue que me echaran. Pero es el SOMA quien tiene más responsabilidad, porque utilizó el Montepío como su cortijo. Nunca dejó que CC OO presidiera el Montepío pese a que había un acuerdo de alternancia. Si se hubiera respetado, probablemente no hubiera pasado todo lo que ocurrió. La responsabilidad de CC OO existe, pero no estoy de acuerdo con que abandonara la mutualidad como socio protector, porque ahora sí que lo ha dejado todo en manos del SOMA. Teníamos que haber cogido a nuestra gente y emplazarla a que contara todo lo que sabían.

- Por eso se constituyó la Asamblea de Mutualistas.

-Claro, eso lo propició CC OO al marcharse, porque dejó a sus afiliados mutualistas abandonados y en manos de una directiva que la mayor parte de sus miembros llevan 20 años en el cargo. Y ahora el SOMA se aprovecha de la debilidad orgánica para culpar y atacar al que discrepa, como ocurrió en la asamblea del viernes. Es paradójico que quien llevó al Montepío al desastre se erija ahora en su salvador. Lo que quiero recalcar es el dolor irreparable que se ha hecho a una institución como el Montepío, creada para la solidaridad, a los sindicatos y a las personas. Que se investigue el patrimonio de todos y cada uno y que se depuren responsabilidades. Sigo pidiendo lo mismo que cuando denuncié lo que estaba ocurriendo.

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