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JAVIER MARTÍNEZ | Alcalde de Intibucá (Honduras)

"Puedo dar fe, los fondos de cooperación cambian la calidad de vida de nuestra gente"

"No sólo pedimos, la población - colabora en los proyectos con mano de obra, pero sin ayuda no sería posible"

Javier Martínez, durante su visita a Oviedo. IRMA COLLÍN

Son obras de caridad, pero sobre todo obras de calidad. Eso agradecen sus destinatarios. En ocho meses sin descanso en Honduras, cooperantes asturianos de la ONG Geólogos del Mundo pueden ayudar a ejecutar 23. Depósitos, conexiones a la red, agua potable para miles de indígenas hondureños privados de lo más básico. Javier Martínez, alcalde de Intibucá, un municipio con un 80 por ciento de población indígena de etnia lenca en el departamento homónimo del occidente montañoso del país centroamericano, ha visitado Asturias para agradecer la colaboración de la ONG, del Principado y los ayuntamientos de Oviedo y Gijón. A dar fe de que la ayuda ha llegado.

- Ha venido a dar las gracias. ¿Cuánto han hecho por ustedes?

-Estamos muy agradecidos por la colaboración que hemos recibido de los ayuntamientos de Oviedo y Gijón y del Principado, que son cooperantes en Intibucá, donde hemos hecho cantidad de proyectos de infraestructura para el acceso de la población al agua potable, de construcción de depósitos y obra de toma, y ya sobrepasamos los 20.000 beneficiados. Se ha hecho de manera conjunta, en un proceso en el que los propios beneficiarios aportan su mano de obra no cualificada y el gobierno municipal también colabora en la financiación.

- ¿Desde cuándo?

-Desde finales de 2015 se han ejecutado varios proyectos cada año, hasta un total de más de treinta. Le voy a poner el ejemplo de Quiaterique, una aldea lenca donde se construyó un tanque de agua potable de casi 76.000 litros y la obra de toma con una participación popular enorme. Eso significa que estamos dando respuesta a una necesidad ciudadana. Igual en El Tabor, Monquecagua, Azacualpa, Chiligatoro, Pueblo Viejo, La Sorto, Las Delicias, Santa Anita? Llevar el agua a una familia es una enorme alegría, especialmente para las mujeres, que saben que ya no van a tener que acarrear el agua en un cántaro. Estamos cambiando la calidad de vida de nuestra gente.

- ¿Cómo es ese momento?

-Una sensación de mucha felicidad. Se ve en los rostros de las mujeres, de los niños en las inauguraciones. Incluso se han llegado a hacer actos especiales en los que simbólicamente se han roto cántaros para celebrarlo. Además son obras formidables, bien construidas, bien terminadas. Son obras de calidad y garantizan el servicio durante muchos años.

- Será un grano de arena en el desierto. ¿Quedan muchos?

-Por supuesto. Mi municipio son 62.000 habitantes, 109 caseríos. Hemos llegado a 23 o 24 aldeas, pero otras tienen sistemas que necesitan ser mejorados y las hay todavía sin abastecimiento. Queda mucho por hacer, pero lo importante es que Geólogos del Mundo ha llegado a nuestra municipalidad y que ya hemos atendido a todas esas personas.

- No podrían sin ayuda.

-No habría sido posible llegar a tantas. Por eso aprovecho para agradecer a la ONG y a los financiadores. Puedo dar fe de que esos recursos se han invertido correctamente en nuestro municipio y quiero presentar la petición de que nos sigan apoyando. Pero estamos para trabajar juntos. No sólo pedimos. La población hace un esfuerzo. Hacemos equipo.

- ¿Con cuánto dinero basta?

-No tengo el dato exacto, porque cada proyecto tiene su particularidad. Depende de las distancias, de la ubicación y hasta de la época del año, porque cuando llueve es mucho más difícil construir. Varía.

- ¿Puede cuantificar lo que queda?

-Considerando que más o menos el 25 por ciento del municipio es urbano, yo diría que estamos sobre un sesenta por ciento cumplido. Queda pendiente todavía entre un treinta o cuarenta aún sin abastecimiento.

- De población rural muy dispersa.

-Exacto. Ese es el problema. Hay incluso varias comunidades en un cerro, con la fuente de agua abajo, que nos obligan a pensar en algún sistema de bombeo.

- En esta visita se habrá dado cuenta de que un alcalde aquí es otra cosa.

-Completamente. Los roles son diferentes. Estos días en Oviedo me comentaban que a veces aquí el alcalde puede salir y conversar con la gente. Allí también lo hacemos, pero siempre se suele aprovechar la presencia del funcionario para solicitar algo para beneficio personal. Debemos saber priorizar y estamos más enfocados hacia proyectos que beneficien a una colectividad, a grupos de personas. Tenemos que reducir las ayudas individuales a casos especiales.

- ¿Qué tensiones genera todavía la convivencia con las comunidades indígenas?

-Nuestro municipio es indígena, de tradición lenca. El pueblo lenca de Intibucá estuvo durante mucho tiempo abandonado por los gobiernos y por eso hay mucha necesidad que atender. En los últimos años se les está amparando mejor, pero hace falta mucho más apoyo. Se le está dando sobre todo más protagonismo a la mujer indígena, que se dedica al cultivo de la tierra además de al trabajo en el hogar. Exigimos por ejemplo que haya una participación de un 30 o 40 por ciento de mujeres en la junta directiva los patronatos de cada comunidad. Pero hace falta más.

- En su departamento tuvo lugar el asesinato de la activista indígena medioambiental Berta Cáceres. ¿Cómo han llegado a eso?

-Como gobierno local, nosotros ningún enfrentamiento fuerte con ella. Sí sentimos que al país le afectó muy poderosamente la forma en que se produjeron los hechos, pero la justicia ha investigado y hay personas pendientes de juicio. Nosotros trabajamos con los líderes indígenas y reconocemos la labor de Berta en beneficio del medio ambiente. También discrepamos sobre la forma de aprovechar los recursos naturales de manera racional, y abogamos por suscribir convenios en los que los indígenas también puedan participar en los beneficios de cada intervención.

- ¿Hasta qué punto sigue siendo uno de los grandes problemas del país?

-Existe algún nivel de conflictividad social, pero estamos en un proceso electoral en el que tendremos la oportunidad de canalizar el pensamiento diferente a través de las urnas. A veces, las minorías no quieren aceptar el resultado y ahí viene a veces el conflicto.

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