Cabe la posibilidad de que "Furaco", el oso cántabro que se pasó unas largas vacaciones de nueve años en Asturias, pase a la pequeña historia zoológica como el plantígrado del gatillazo.

"Furaco" volvió a casa, al Parque de la Naturaleza de Cabárceno, después de que el programa de reproducción con las osas asturianas "Paca" y "Tola" no arrojase resultados, más allá de una serie de montas que se suponen placenteras por todas las partes.

Y ya en Cabárceno, donde se adecuaron unas instalaciones para el nuevo inquilino, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, al que le gusta hablar y escucharse, salió ayer en defensa de "su" semental frustrado.

"Furaco", dijo el presidente Revilla "tiene acreditada" descendencia y "por eso se le mandó" a Asturias a inseminar a las dos osas pardas del cercado de Proaza. "Aquí funcionaba", asegura Revilla. En Asturias no, aunque tampoco se trata de criminalizar, que siempre resulta feo, además de inútil.

El presidente cántabro cree que puede ser que al oso le haya afectado el cambio de entorno. "No le habrán sentado bien los aires de Asturias, aunque es el mismo clima", argumentó el televisivo Revilla.

Qué tiempos aquellos, finales de julio de 2008, cuando tras los primeros fracasos Miguel Ángel Revilla pedía paciencia. Fue en una cumbre astur-cántabra, precisamente en Cabárceno. El presidente asturiano era Vicente Álvarez Areces y los negros nubarrones de la crisis ya habían asomado por el horizonte cantábrico.

Allí, en Cabárceno, frente a la zona de los osos, Revilla apeló a la capacidad procreadora de "Furaco" mostrando a algunos de sus hijos. Y fue entonces cuando pronunció una frase muy sonada que, en cierto modo, emula a "Furaco" en lo del gatillazo, esta vez dialéctico: "La próxima reunión será en Asturias y entonces ya habrá 'Furaquinos'". Pues no.

A "Furaco" no le preguntaron si quería pasarse por Asturias. En el cercado osero se encontró con dos hembras y se fijó en "Tola". Cuando a primeros de mayo de 2009 la Fundación Oso publicó las fotos del año, "Furaco" montando a "Tola" (muchos quisieron ver en la pareja una mueca de sana alegría), los más optimistas dieron por hecho que la descendencia estaba asegurada.

Todos los medios nacionales focalizaron cámaras, grabadoras y micrófonos en los valles del Trubia y la cosa llegó a tener hasta cierto olorcillo a papel couché y espacio rosa.

Todo en balde porque ni las osas parieron ni el oso, que venía con fama bien ganada, procreó. Las críticas se fijaron en el macho, pero ayer apareció Revilla para echarle un cable: "En estas cosas la culpa nunca es de uno solo, puede ser una culpa compartida. A mí de quien no me han dicho nada es de las osas, pero desde luego alguien ha fallado aquí". En Cabárceno las osas "ya están esperando" a "Furaco". En el parque natural hay actualmente 28 osos que son hijos suyos.

"A ver si resulta que ahora viene aquí y empieza a funcionar otra vez, con lo cual alguien va a quedar mal", ironizó.

Esto huele inevitablemente a guerra entre vecinos. Debería Javier Fernández, presidente del Principado, lanzar un capote a "Paca" y a "Tola", que bastante tienen ellas como para llevar ahora palos del presi de al lado.