La joven Beatriz Sinova (Luanco, 1987) acaba de hacer historia en el departamento de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Oviedo. Es la primera investigadora galardonada con el premio "Vicent Caselles" impulsado por la Real Sociedad Matemática y la Fundación BBVA para jóvenes investigadores menores de 30 años con una trayectoria destacada. Está entre los seis únicos premiados de todo el país, cada uno de ellos con la dotación económica de 2.000 euros. La joven reconoce que las Matemáticas son una disciplina "en auge". Ella, que resta importancia a cualquier mérito más allá de avanzar en nuevas líneas de investigación y celebra no sólo que se le dé ahora más visibilidad a las Matemáticas sino que también se encuentren entre las disciplinas con una mayor demanda de profesionales. "La visión de la gente sobre las Matemáticas ha cambiado", subraya, frente a la inercia de que esta ciencia llevaba siempre a la docencia. "Hoy hay muchos más caminos en las Matemáticas", recalca.

De su trabajo, el jurado destacó la labor realizada por Sinova en el estudio de las medidas de localización robustas para datos imprecisos, mencionando expresamente los M-estimadores para datos imprecisos propuestos en su tesis doctoral y las aplicaciones a casos reales. En definitiva, dice ella, "es un reconocimiento al trabajo que he ido realizando estos años". Su investigación, indica, continúa con los problemas abiertos en su trabajo de tesis. Las teorías obtenidas entonces son un primer paso para el desarrollo de métodos orientados al estudio de datos imprecisos. La joven, que obtuvo el doble título de doctorado por las Universidades de Oviedo y Gante, mantiene el contacto científico con el profesor Stefan Van Aelst, que codirigió su trabajo de tesis. "Es una colaboración que no me gustaría perder", subraya. Sus compañeros de departamento están pletóricos pues el año pasado la joven recibió el premio "Ramiro Melendreras" de Estadística e Investigación Operativa.

En el horizonte temporal próximo piensa en cómo recuperar el contacto con un grupo de la Universidad de Valladolid al que la ligaba un contrato posdoctoral "Juan de la Cierva" que tuvo que rechazar por no renunciar a una plaza de ayudante doctor en la Universidad de Oviedo. "Me quedé con ganas de trabajar con ellos, y espero tener la oportunidad de hacerlo pronto", reconoce.

Entre tanto, Sinova compagina la investigación con la docencia, con el mencionado contrato como ayudante doctor, vigente dos años más. En ese capítulo la joven matemática aprecia que algo ha cambiado en la Universidad. "Este año, en mi departamento, han convocado plazas de ayudante doctor como la mía", explica, "y ya vamos por el tercer año en que se convocan plazas; da la sensación de que algo está cambiando". A ser posible, plantea, le gustaría hacer carrera académica en la Universidad de Oviedo. "Claro que también me gustaría seguir en investigación sin perder las colaboraciones externas", reconoce. En su entorno se encuentran "muy contentos" por los méritos alcanzados en tan poco tiempo, pero ella destaca que en su departamento "ha habido gente muy buena; no se pueden comparar unos reconocimientos con otros", dice sobre los méritos de sus compañeros. No obstante, Sinova estaba decidida a intentar que éste fuera su premio, pues ella misma presentó la candidatura. "Soy de la idea de que hay que intentarlo todo si el precio es el esfuerzo. Aunque es un reconocimiento bastante nuevo (va por la tercera edición), decidí intentarlo", cuenta. Y lo logró.

El capítulo de jóvenes investigadores brillantes no acaba en la luanquina Beatriz Sinova. Joaquín García Álvarez (Oviedo, 1978), profesor contratado doctor de la Universidad de Oviedo, ha recibido una beca de investigación Leonardo de la Fundación BBVA para continuar con una línea de investigación propia e independiente en el ámbito de la Química Organometálica, la Catálisis Homogénea y la Química Sostenible, dentro del grupo Compuestos Organometálicos y Catálisis. "Además me permitirá continuar con nuestras colaboraciones con grupos de investigación de otros países y con la industria", señala.

Las becas "Leonardo" como la que le han concedido a este asturiano pretenden facilitar el desarrollo de proyectos altamente personales que aborden facetas significativas y novedosas del mundo complejo e interdisciplinar del presente. "Todas las iniciativa dirigidas a apoyar la actividad desarrollada por jóvenes investigadores son muy importantes, pues nos permiten obtener financiación para desarrollar nuestra carrera investigadora y dar visibilidad a nuestro trabajo", subraya García Álvarez.

El objetivo de su investigación ahora es responder a la pregunta de "si podemos rediseñar el futuro de la química organometálica de los grupos principales a través de metodologías más sostenibles en el siglo XXI". Esa visión, detalla, permitirá a largo plazo sustituir los disolventes orgánicos volátiles (tóxicos y peligrosos) en favor de medios de reacción más seguros, sostenible y biorrenovables en transformaciones orgánicas u organometálicas fundamentales de importancia crucial en la industria farmacéutica, de materiales y en las nuevas tecnologías.

El empleo de esos disolventes orgánicos tóxicos e inflamables constituye actualmente un serio problema pues existen regulaciones estrictas para controlar su producción, uso y eliminación. Por lo tanto, existe una necesidad acuciante por buscar nuevas rutas sintéticas que puedan reducir o, preferiblemente, eliminar la generación de residuos.

García Álvarez se licenció y doctoró en Ciencias Químicas entre 2001 y 2005 en la Universidad de Oviedo. Posteriormente realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Strathcly (Escocia). En 2008 regresó a la Universidad de Oviedo como investigador posdoctoral en el departamento de Química Orgánica e Inorgánica, gracias a la concesión de un contrato posdoctoral del programa regional "Clarín" para la reincorporación de investigadores posdoctorales.

Desde ese momento, García comenzó su carrera independiente desarrollando su propia línea de investigación gracias a la concesión de un proyecto nacional para jóvenes investigadores en 2008. Esta actividad investigadora fue reconocida con la concesión de un contrato posdoctoral "Juan de la Cierva" y otro "Ramón y Cajal". Ha publicado más de cincuenta artículos científicos en las revistas más importantes de su ámbito y ocho capítulos de libros sobre Química Organometálica y Catálisis en medios de reacción no-convencionales.

El año pasado, Joaquín García obtuvo el Premio GEQO a Jóvenes Investigadores otorgado por la Real Sociedad Española de Química. La beca "Leonardo" es un paso más en su brillante trayectoria.