Casa Eutimio es sinónimo de calidad, buen hacer, esmeradas atenciones y gastronomía de excepción. Abrió sus puertas en Lastres hace más de medio siglo con el nombre de Restaurante Miramar y, desde entonces ha sabido evolucionar con los tiempos sin perder nunca su esencia, una esencia que ha sabido extender al complejo hostelero del mismo hombre donde se integra, un establecimiento de tres estrellas, perteneciente a la red de Casonas Asturianas. Regentado desde sus inicios por la familia Busta, fue el primer establecimiento del Principado en contar con tres distintivos de calidad - Q de Calidad, Mesas de Asturias y Casonas Asturianas-, establecimiento en cuya extensa carta brillan con luz propia los buenos pescados y mariscos elaborados al modo tradicional, así como su excelente y laureado cachopo, elegido el pasado mes de febrero en el Salón del Gourmet de Madrid como el mejor de España elaborado con Ternera Asturiana. Cuando en 1964 el lastrín Eutimio Busta y la maliayesa Aida Rosales decidieron invertir las 8.500 pesetas que habían recaudado con los regalos de su reciente boda y encaminar sus pasos en el mundo hostelero buscando un buen futuro para la familia que querían formar juntos, no podían sospechar que su empresa, casi 53 años después, iba a ser toda una referencia en la región. Y lo que les queda. Desde hace una década son dos de sus hijos, Rafael y María Busta Rosales, los encargados de mantener la tradición y el buen hacer basándose en cinco premisas básicas: sacrificio, constancia, muy buen servicio, calidad de las materias primas y limpieza

- ¿Qué animó a sus padres a ponerse al frente de un negocio hostelero sin tener experiencia ni conocimientos en el sector?

- Mis padres son unas personas tremendamente trabajadoras. Ahora ya están jubilados, pero mientras estuvieron en activo se dejaron la piel por el negocio. En 1964 se pusieron al frente de Miramar, donde estuvieron doce años sin descansar ni un solo día. Ni vacaciones cogieron. Él por el día estaba en el restaurante y por la noche iba a la mar con un bote que se había comprado; y ella, en la cocina, donde se dedicó a trabajar y a tener fíos porque somos siete hermanos. A base de trabajar y trabajar sacaron esto adelante y pudieron comprar la casa donde abrimos Casa Eutimio. Ambos venían de familias muy humildes de tradición agricultora, y querían algo diferente. Surgió la posibilidad del alquiler del Miramar y no lo dudaron. Se acababan de casar e incluso destinaron el dinero que habían recibido como regalo. Les sirvió para el primer mes, el resto, un crédito del banco que fueron pagando gracias a su extraordinario esfuerzo. Empezaron con una mano delante y otra detrás y han logrado llegar muy lejos.

- Casa Eutimio lleva funcionando desde hace más de 50 años. Tiene que haber algún secreto...

- El secreto es un espíritu de sacrificio descomunal, un trato excelente a la clientela, buena materia prima, ser constante y la limpieza. Estos son los pilares que mi madre nos inculcó desde siempre a mis hermanas y a mí. Un negocio familiar es duro y complicado, ya que te obliga a llevarte los problemas a casa, y viceversa. Con las cosas buenas también ocurre lo mismo, pero hoy en día la clientela es muy exigente y no puede descuidarte en nada. En esta profesión no puedes permitirte flaquear, ni tener un día malo ni estar despistado porque luego puedes pagarlo caro. Como decía la Pantoja, "dientes, dientes", sonreír y darlo todo cada día demostrando la profesionalidad.

- Primero sus padres y luego su hermana y usted han dado una gran importancia a la formación continuada...

- Mi hermana María y yo nos encargamos ahora tanto del restaurante como de la gestión del hotel. Ella lleva más de diez años dirigiendo la cocina, es "Guisandera de Asturias" y no sólo está preparándose continuamente, sino que ella también imparte formación. Yo estoy al frente de la sala y estudié en la Escuela de Hostelería de Santiago. Durante mucho tiempo estuve trabajando en hoteles y restaurantes en Galicia, en Ibiza, etc., y también, al igual que María, he hecho diversos cursos de los que fuimos absorbiendo y adquiriendo cosas que luego hemos implantado en Casa Eutimio, siempre dentro de la línea del restaurante tradicional que somos y hemos sido desde los inicios. Fuimos el primer establecimiento de la región en tener tres distintivos de calidad: Q de Calidad, Casonas Asturianas y Mesas de Asturias. La clientela muchas veces nos anima a que busquemos otros reconocimientos como la Estrella Michelin, pero nosotros damos prioridad a otras cosas. Queremos mantener nuestra esencia, buscamos que prime el servicio familiar, un servicio cercano. En cuanto a la cocina tampoco queremos que haya un cambio radical. Sí que es verdad que mi hermana introduce algunos quiños innovadores a algunas de las recetas, pero sin que estas pierdan su identidad y su esencia.

- ¿Cómo definiría la cocina de su restaurante?

- Es una cocina tradicional de producto, una cocina en la que las materias primas son fundamentales y en las que las recetas de toda la vida son la base. Los guisos y los platos de siempre nunca faltan.

- ¿Y a los comensales de hoy en día?

- La gente ahora tiene mucho más interés en la gastronomía, la restauración se ha puesto de moda y parece que todo el mundo sabe, o cree que sabe, opina y comenta, tanto para bien como para mal. Con las redes sociales, tanto una opinión favorable como desfavorable llega a muchísima gente, pero en este aspecto no nos podemos quejar porque las valoraciones son muy positivas. Por otro lado, en los últimos tiempos se está tendiendo a buscar una cocina saludable, la gente se cuida, mira por su salud y busca productos naturales, algo que siempre hemos tenido en Casa Eutimio. Mi hermana pertenece al grupo Slowfood, un grupo que apuesta por la cocina de cercanía, por los pequeños productores, por las materias primas ecológicas y naturales que siempre garanticen los estándares de salubridad...todo esto para nosotros es fundamental. También, previo encargo, adaptamos nuestras recetas a las personas con alguna alergia o intolerancia, y hacemos fabadas sin gluten y muchas otras propuestas para celiacos por ejemplo. Cuidamos muy mucho estos aspectos.

- ¿El precio ha pasado a un segundo plano en beneficio de la calidad?

- La calidad siempre va asociada con el precio, pero nuestro objetivo es sobre todo es ofrecer y mantener la mejor relación calidad- precio. Aquí es donde debemos competir e intentar que los clientes nos respaldes y la verdad es que, hasta el momento, no podemos quejarnos porque estamos teniendo muchos clientes, y ahora en esta temporada, más.

- Su bodega recibe casi tantos elogios como su cocina...

- Algunos años antes de la crisis, en la hostelería estaba de moda tener grandes bodegas y unas cartas de vinos muy extensas. En este aspecto, hace tiempo decidimos dar un pequeño giro y apostar más por los productos de aquí, como las sidras. Seguimos contando con vinos y productos de fuera, pero nuestra carta es más representativa. Pasamos de contar con unas 300 referencias a tener ahora la mitad.

- El pescado es su productos estrella, ¿cuál es el secreto de su elaboración?

- Es evidente que en la materia prima está la calidad, y luego también hay que saber tratar bien el producto, hay que cuidarlo, este debe ser fresco y cumplir ciertos requisitos. Cuando era pequeño iba con mi padre a la lonja y me mostró muchos aspectos para distinguir a los mejores pescados. Hay que fijarse en muchas cosas: los ojos, las tripas,..., y luego hay que saber elaborarlo. Ya desde pequeños nuestros padres nos enseñaron los entresijos de la cocina, y la clave está en probar y probar hasta que llegas al punto exacto, aunque el instinto es fundamental, y mi hermana María tiene muchísimo. Por poner sólo un ejemplo, la caldereta que preparaba mi padre era excepcional y tenía un gran éxito. La de María, la supera. Les da a los dos los mismos ingredientes, y elaboran la receta en los mismos tiempos y la de ella va un poco más allá, tiene don, tiene eses instinto que decía. Podría decirse que el aprendiz superó al maestro, y eso que el listón estaba muy alto. En general, la exigencia actual es muy alta, esta profesión requiere un gran esfuerzo físico y mental.

- ¿Un restaurante puede brillar únicamente con buenas materias primas o se necesita algo más?

- Sacrificio, constancia, muy buen servicio, calidad de las materias primas y limpieza. Esto es lo que hace que un negocio funcione y perdure. La hostelería, como ya he dicho, es constancia, esforzarse al máximo y ya, con el tiempo, llegarán las recompensas. Para lograr algo hay que currárselo, sin esfuerzo no llegan las cosas.

- No sólo de pescado vive Casa Eutimio, ya que su cachopo acaba de ganar un importante premio nacional...

- A principios de este año ganamos el primer premio en el concurso de mejor cachopo elaborado con Ternera Asturiana que organizaba el Salón del Gourmet. Era una época tranquila en el negocio y animamos a mi hermana a que presentara algo, y su "Cacholetus" fue el claro vencedor. Lleva una masa de boletus triturada, un queso de Cueva de Llonín y un toque muy suave de crema de jamón ibérico, además de la ternera asturiana ecológica. Desde entonces lo tenemos en la carta, y la verdad es que mucha gente está viniendo a probarlo.

- Entre sus clientes se encuentran grandes personalidades nacionales e internacionales, ¿recuerdan a alguna especialmente?

- Me acuerdo de muchos, la gran mayoría gente muy agradable. Yo no soy mucho de hacerme fotos con famosos, pero soy muy aficionado al cine y una vez que vino Jessica Lange le pedí hacernos una. Me habían dicho no le gusta que la toquen, y a la hora de osar fue un poco extraño, quedó una imagen peculiar. La baronesa Thyssen fue nuestra cliente durante varios años seguidos. Ya viuda, venía con amigos y se alojaba varios días en el hotel. Del mundo del cine últimamente hemos tenido muchas visitas, como Úrsula Corberó o Mario Casas, todos muy majos. El futbolista David Villa también viene mucho. Como anécdota, contar que cuando se rodaba aquí la serie "Doctor Mateo", Gonzalo de Castro se alojó en mi casa, y yo me fui a la de mi hermana. Forjamos muy buena relación, e incluso nos encontramos por Madrid y me paró él porque yo no le había reconocido.

Qué ver en Lastres

Foto cedida por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias / Gonzalo Azumendi

Perteneciente al concejo de Colunga, desde 2014 Lastres está dentro del selecto club de los "Pueblos más bonitos de España". No es de extrañar, especialmente cuando uno se adentra en sus tortuosas callejuelas empedradas, la mayoría en pendiente e inundadas de bellas balconadas de viviendas y edificios de dos o tres alturas que parecen colgar hacia el abismo y que desde siempre han tenido en el mar el reflejo exacto de su propia inclinación. Un laberinto de paredes blancas, salitre y caprichosas simetrías que desemboca en el puerto, remodelado a mediados de los años 90 y ocupado por varias decenas de embarcaciones. En la actualidad cuenta con un espigón de 55 metros, pero antaño disponía de un fuerte, conocido como "El Castillo", del cual aún se conservan parte de sus muros, y que le sirvió de fortín ante posibles invasiones por mar.

Lastres está declarado desde el año 1992 Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico, lo que le convierte en un punto de gran interés turístico. A la agradecida brisa marinera y a la bella formación del núcleo urbano, cabe añadir un buen número de argumentos gastronómicos, ya que siguen teniendo presencia restaurantes especializados en todo tipo de pescado. La cocina lastrina es deudora de su puerto, de las redes, nasas y anzuelos, pero también del saber culinario de las casas, que durante siglos han tenido en el pescado el primero y más sabroso de sus platos. Un referente de todo esto es Casa Eutimio, cuya fama por su buen hacer ha traspasado ya todas las fronteras posibles.

Quienes acudan a Lastres no deben dejar de visitar tampoco la Torre del Reloj, una emblemática torre que conjuga las funciones de campanario y lugar de vigía, construida en 1751, y reconstruida gracias al esfuerzo de un grupo de mujeres. También es interesante la visita a la Iglesia parroquial de Santa María de Sábada, de 1751, que entremezcla los estilos clásico y barroco; y a las ermitas de San José, San Roque (donde está localizado un hermoso mirador del puerto y el litoral colungués) y el Buen Suceso. Tampoco dejarán indiferentes las diversas casonas y palacios que alberga la localidad, como el de la familia Victorero (del siglo XVIII), el de los Robledo (de principios del siglo XVIII) o el de los Vallados (del siglo XVIII), otra gran riqueza de tipo cultural con la que cuenta esta villa.

Lastres y su costa adyacente se asientan además sobre los acantilados con más historia de la región. Los terrenos terciarios del jurásico son otra alternativa posible para acercarse hasta aquí, incluyendo la playa de la Griega, con imponentes huellas de dinosaurios.

La vida de Lastres, que en 2010 recibió el premio de Pueblo Ejemplar de Asturias que otorga la Fundación Princesa de Asturias, se basa hoy en día en la pesca, la agricultura y un creciente turismo, originado por en parte por la cercanía del Museo del Jurásico de Asturias.

Más información en:

www.casaeutimio.com

www.turismoasturias.es