El Gobierno de la nación presentó ayer el plan extraordinario de inversión en carreteras (PIC), que permitirá actuar sobre más de dos mil kilómetros en los próximos cuatro años y que supone una inversión de 5.000 millones de euros.

El proyecto se basa en líneas de colaboración con el sector privado, gracias a un mecanismo de financiación que contará con financiación europea a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

La Administración central pone su esperanza en la posibilidad de que proyectos previstos en este plan extraordinario de inversiones se puedan financiar bajo el Plan de Inversiones para Europa (el llamado Plan Juncker), señala una nota oficial del Ministerio de Fomento.

Retorno fiscal

El Plan Juncker supone la puesta en marcha de un Fondo (EFSI, en sus siglas en inglés) para garantizar las inversiones. Con él se pretende completar los tramos de la Red Transeuropea de Transporte pendientes; resolver los cuellos de botella existentes en la red actual de carreteras; mejorar y adaptar las principales autovías existentes a las exigencias de la nueva normativa en materia de siniestralidad, ruido y emisiones de CO2, y asegurar la conservación. Las actuaciones incluidas contemplan inversiones en más de veinte grandes corredores.

Fomento estima que el Plan supondrá un retorno fiscal de unos 3.000 millones de euros (se estima que un euro de gasto en infraestructuras genera casi 0,5 euros de retorno fiscal).