Unos 150.000 kilos de alimentos no perecederos, repartidos en 200 palés de 750 kilos cada uno, recorren desde ayer y hasta el jueves el trayecto desde el polígono del Espíritu Santo (Oviedo) hasta el número 19 de la calle Fayona, en la zona industrial de Argame (Morcín), que será la nueva sede del Banco de Alimentos de Asturias.

Desde hace tres años la Fundación estaba instalada en un recinto de 4.000 metros cuadrados situado en el polígono del Espíritu Santo que la cadena de supermercados Alimerka les había cedido temporalmente. Sin embargo, en abril de este año, la empresa comunicó a los responsables del Banco de Alimentos que ahora necesita el recinto.

La disponibilidad de la nave de Argame, propiedad de Caja Rural, llegó como un claro en el cielo para la Fundación Banco de Alimentos, que, durante los meses que han transcurrido desde abril, centró sus esfuerzos en encontrar un nuevo lugar para almacenar los kilos de solidaridad que los asturianos donan en cada campaña de recogida de comestibles para las personas con necesidad. "Visitamos un gran número de naves por toda la región, pero los precios de los alquileres se nos disparaban. Entonces Caja Rural nos ofreció estas instalaciones, sin ningún coste adicional, y aceptamos", explica agradecido el presidente del Banco de Alimentos, Bernardo Sopeña.

Hecho el trato, se inició un proceso de adecuación de la nueva instalación a las necesidades de los productos, procedentes también de los excedentes de empresas y del Fondo Social de la Unión Europea. "Hemos pintado, reparado algunas puertas y cambiado la instalación eléctrica para minimizar el consumo de luz". El siguiente paso será montar las estanterías y colocar en ellas los 150.000 kilos de alimentos. Por eso, a los víveres hay que sumar otros 50 palés con material logístico y de oficina que llegarán a Argame el viernes.

La nueva instalación, de 2.000 metros cuadrados, mide la mitad que la anterior, pero es "más que suficiente para albergar nuestras reservas de alimentos; además, al ser un espacio más recogido, no necesitaremos tantos voluntarios y nos organizaremos mejor", asegura Sopeña, quien espera que la normalidad se instale en la nueva sede a finales de agosto.

De esta forma, en septiembre podrá hacerse un nuevo reparto de alimentos, unos 125.000 kilos que se distribuirán a centros asistenciales o benéficos, encargados del reparto final.

Para volver a llenar las despensas, unos 300 colaboradores eventuales que se sumarán a los 60 voluntarios diarios de la entidad se preparan ya para la "Gran Recogida", que se celebrará en noviembre. Entonces esperan recaudar 300.000 kilos de alimentos. "Si este año superamos los 270.000 kilos de 2016, será una gran noticia", expresó Sopeña. Esta semana nace en Morcín un almacén de alimentos con sabor a solidaridad.