Nacido en Avilés en 1960, Fermín Riaño lleva 26 años de misionero en Udon Thani (Tailandia). Su labor, relata, se centra en atender una casa de acogida para ancianos abandonados. "Aunque no era habitual, ahora pasa que los tailandeses no se preocupan de sus padres y de sus abuelos", afirma Riaño. El avilesino cuida de 30 ancianos, muchos de ellos con enfermedades y en precaria situación económica. Sin embargo, cuenta que le resulta un trabajo sencillo en el sentido de que "la gente colabora" a pesar del férreo control del gobierno militar que dirige el país asiático. Otra de las actuaciones de Riaño se orienta a la creación de una parroquia cerca de la frontera con Laos. La cual ya aglutina a más de 300 feligreses en una población de 1.500 habitantes dedicados en su mayor parte a la agricultura. "En un mundo budista, el ser católico es llamativo, por lo que el diálogo interreligioso es muy importante", asegura el misionero.