Nacida en Gijón en 1939, Mari Carmen Fernández ha pasado 12 años de maestra en Guatemala. Después de trabajar en varios colegios de la región, la muerte de su madre la llevó a las misiones. En el país centroamericano encontró una escuela cerca de un basurero en la que echar una mano. "A través de las familias de los niños hallé la perspectiva para conocer cómo vive la gente allí", asegura la gijonesa. Y es que en ese vertedero trabajan 5.000 personas en busca de productos para revender y sobrevivir, "de lo que apenas sacan 3 euros al día", cuenta. Por eso Fernández, aparte de ejercer el magisterio buscando la alfabetización de niños y adultos, empezó a construir viviendas de bloque para las familias. Como relata, "se veían afectadas por las lluvias tropicales habituales en el país, de forma que cada año lo volvían a perder todo".