Dos investigadores del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Oviedo, el profesor Juan Luis Fernández Martínez y la profesora Zulima Fernández Muñiz han descubierto una fórmula capaz de detectar la existencia de cavidades subterráneas y posicionarlas en base a estudios de tomografía eléctrica. La tomografía es una técnica consistente en la inyección de corrientes eléctricas continuas en la tierra para luego analizar su salida y así crear modelos del subsuelo. Todo sin necesidad de realizar perforaciones invasivas.

El estudio asturiano tiene su origen en la cueva francesa de Lascaux, referencia del arte paleolítico y rupestre. La caverna, cerrada al público desde 1963, comenzó a presentar niveles de dióxido de carbono elevados pero ningún científico era capaz de averiguar el porqué. Pues bien, los matemáticos de la universidad ovetense, animados por sus colegas de la Universidad de Burdeos, han conseguido demostrar que todo responde a la existencia de una cavidad interna llena de materia orgánica en descomposición que produce el gas.

¿Pero cómo han averiguado eso sin acceder a ella? Pues creando un algoritmo que simplifica el problema. El cálculo definido por los asturianos toma los datos de la tomografía, los invierte y extrae diferentes imágenes con las que se construye el modelo de mayor probabilidad.

Se trata de un descubrimiento que tendrá múltiples aplicaciones más allá de la paleontología y la geología, ya que los investigadores prevén que sea aplicable a otros campos como la ingeniería o la biomedicina.