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Un sector económico fundamental para la región

El Principado admite la masificación de canoas en el Sella y las regulará en 2018

"Es increíble que el Principado no se haya preocupado por arreglar esta situación, que afecta a un medio público", denuncian los empresarios

Varias personas bajan el río Sella en canoa. CRISTINA CORTE

El Principado quiere ordenar de cara al año que viene los descensos en canoa por el Sella, ante el temor de que la masificación pueda "secar el producto". Rechaza hablar de limitaciones, e insiste en que es necesario hacer un análisis "desde la calma" con la participación de todas las partes implicadas: la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, los empresarios y los ayuntamientos.

El Cluster de Turismo Rural ha contabilizado que una media de 3.500 canoas desciende a diario por el río Sella en la temporada alta, cuando lo óptimo sería que lo hicieran 1.800 embarcaciones. La mitad. A eso se suma la apertura de puestos en el río "que no son profesionales".

El director general de Turismo, Julio González Zapico, explicó ayer que las competencias del Principado se limitan a la concesión de las licencias bajo el cumplimiento de determinados requisitos, que incluyen cumplir condiciones de seguridad concretas y un seguro de responsabilidad civil. Pero sí añadió que "más allá de eso, todos deberíamos de empezar a plantearnos la ordenación de esa actividad turística para asegurar no sólo que se dan buenos servicios, sino que ese paquete turístico se puede 'secar' si no hacemos las cosas correctamente a la vista del incremento de visitas que está recibiendo".

Lejos de adelantar alguna solución, González Zapico propone que "una vez que finalice la temporada de verano y se haga balance de cómo ha discurrido, habrá que analizar entre todos los puntos fuertes y sobre todo los débiles para mejorar, y a partir de ahí, tomar decisiones".

Entre tanto, los empresarios coinciden en que el problema que de la proliferación de empresas de canoas en el Sella no surgió de un día para otro, sino que vienen dándose desde hace años. Así lo ratifica el propietario de Frontera Verde, Juan Feliz: "Hablar de restricciones no me gusta, pero sí va llegando el momento en el que nos sentemos a hablar sobre una posible regulación".

Más alarmado aún se muestra el responsable de Montaña Verde, Javier Álvarez, quien asegura que "está bajando la calidad, existe una competencia absurda entre empresas que no hacen más que bajar los precios sin sentido y se está destrozando todo". Y es que, a juicio de este empresario, existen otros problemas, como el hecho de que "los accesos al río son de pena y no están lo suficientemente limpios porque no todas las empresas son profesionales; algunas no se implican adecuadamente en hacer un buen uso del medio, sino que solo persiguen hacer dinero". Javier Álvarez atribuye esta tesitura a que existe "una permisividad excesiva por parte del Principado; es increíble que aún no se haya preocupado por regular esto y arreglar un problema que está afectando a un medio natural y público como es el Sella".

Por su parte, el propietario de Asturaventura, Román García, opina que, ante el reclamo turístico que despierta el Sella en temporada alta, "todas las canoas son pocas". Así, antes de mostrarse partidario de restringir el número de embarcaciones, propone "que se amplíe el horario de servicio, para que empiece una hora antes y termine también más tarde".

Hasta el momento, Adriana de la Roz, empleada de Zenit Canoas, es testigo de la masificación del Sella: "Hay días en que apenas se ve el agua de la cantidad de canoas que hay", sentencia.

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