El Prerrománico asturiano emigra hasta la Feria de Muestras. La exposición "Santullano, viaje al siglo IX" abre sus puertas en el stand de LA NUEVA ESPAÑA en el certamen gijonés al objeto de ofrecer a los visitantes un viaje al pasado a través de los sentidos. La exposición, organizada con motivo del 80º aniversario del diario, tiene como plato fuerte la recreación en realidad virtual del estado original de las pinturas de San Julián de los Prados, con 1.200 años de antigüedad.

"Santullano, viaje al siglo IX" ya pasó por la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), en la plaza Porlier de Oviedo. Por allí pasaron nada menos de 14.000 personas, todo un éxito de público para una oferta cultural que muestra de una manera inédita el interior de un templo catalogado desde 1998 como Patrimonio de la Humanidad. Ahora, en la Feria de Muestras de Asturias, en Gijón, podrá contemplarse desde hoy en el stand del periódico y hasta el día 20. El horario es de 11:00 de la mañana hasta las 21:30 de la noche.

Cuatro estaciones permiten a los visitantes viajar a los años 820-825, cuando Alfonso II erigió la iglesia de San Julián de los Prados, o Santullano, en honor a los santos Julián y Basilisa, mártires en Egipto. El oído es la primera parada. A partir de unas trompetillas escenográficas llegan los sonidos del chapoteo de los animales en un manantial cercano, el choque del metal al cruzarse dos espadas de los caballeros y hasta las conversaciones de la gente que caminaba por el mercadillo en las inmediaciones del templo. Como el olfato es uno de los sentidos más importantes para una recreación, la segunda estación de la muestra ofrece unos difusores con olores tradicionales de la época, como son el olor a humo de las casas, las lámparas de sebo y la resina y madera que envuelven el interior de Santullano. Además, unas cajas ciegas permiten que los visitantes toquen los bordes afilados de los frescos, los tejidos de las clases altas con oro y otros materiales y los libros caligrafiados con precisión y con miniaturas en su interior.

Pero la parte más impresionante de la exposición se encuentra al final del recorrido. Unas gafas de realidad virtual sumergen al visitante en un Santullano recién terminado, exactamente como lo pudo admirar Alfonso II. Los frescos adquirieron sus colores perdidos gracias a los infógrafos de LA NUEVA ESPAÑA, Juan Ferreira y Santiago Cuesta, que requirieron meses de trabajo para recrear las pinturas, con la ayuda de los principales expertos en el Prerrománico y siempre ateniéndose al rigor histórico.