El pertinaz orbayu no mojó lo suficiente Asturias. Según el balance de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el mes de julio fue "extremadamente seco" y "muy cálido" en el centro de la región, con precipitaciones muy por debajo de los valores normales y temperaturas extremas. Como ejemplo, Oviedo: durante 31 días, sólo cayeron sobre la ciudad 15,4 litros por metro cuadrado cuando lo habitual son 44,9. Se trata del segundo menor registro desde 1981, después de julio de 2013 cuando no se superaron los 10 litros. Los expertos señalan que las borrascas dejaron pocas precipitaciones sobre el Principado y además estuvieron repartidas de forma irregular por su geografía. Así, entre Serín y Mieres, y entre Grado y Langreo, la sequía a estas alturas del verano es preocupante. De todas formas, toda la región está en valores negativos.

El boletín climatológico mensual de la Aemet explica que julio transcurrió "bajo condiciones típicamente anticiclónicas". A diferencia de un mes de junio húmedo, julio se caracterizó por un carácter muy seco. Las primeras lluvias no llegaron hasta el final de la primera decena y en régimen tormentoso. Los chubascos se extendieron por la mayor parte de Asturias, pero "apenas dejaron precipitación" y las temperaturas diurnas subieron por encima de los treinta grados el día 4 como consecuencia de la primera invasión de aire africano, la famosa ola de calor que achicharró a media España. La temperatura máxima del mes se registró el martes 4 en Ronzón (Lena): 34,6 grados. La mínima de julio fue 2,5 grados el día 1 en Leitariegos.

La segunda decena, según describe la Aemet, continuó con cielos nubosos y orbayu, y un apreciable ascenso de las temperaturas máximas como consecuencia de una nueva entrada de aire cálido. En esta ocasión, los termómetros volvieron a superar los 30 grados en muchas zonas. A partir del día 20, la retirada de anticiclón permitió la llegada de "vientos de procedencia marítima, más frescos y húmedos, aunque con lluvias poco significativas".