Las rumbas, los boleros y la música asturiana llenaron ayer de melodía el pabellón de LA NUEVA ESPAÑA en la Feria de Muestras. Nacho "el de Cimadevilla" y Ceferino Otero fueron los encargados de unir sus voces y levantar al público de sus asientos en una tarde que el mal tiempo auguraba gris.

Con 46 años de carrera musical a sus espaldas y dos discos grabados, José Ángel García, conocido profesionalmente como Nacho "el de Cimadevilla" saltó al escenario para cantar "un poco de todo". Abrió la función con "Gijón del alma". La canción se vio interrumpida por el paso de las gaitas pero la veteranía es un grado.

"No pasa nada, retomamos", indicó pacientemente el artista. Este gijonés, pretendía traer a la Feria su último disco "Magia", pero tras algunos problemas técnicos no pudo. "Llevo toda la mañana peleándome con la tecnología", lamentaba. Mano a mano con el percusionista Víctor Santana y con la ayuda puntual de su mujer, Marga Rodríguez, interpretó, fiel a su guitarra, varios boleros -algunos dedicados a su suegra- a pesar de estar algo "tocado de la garganta". "Ya sabes, si la voz no se cuida, hombre al agua", sentenció.

"Ahora viene Ceferino Otero, el más pequeño del mundo entero". Así presentó Nacho a Otero. Entre risas y con un admirable compañerismo le pasó el micrófono. Con ocho discos a sus espaldas, y entre chiste y chiste, el cantante gijonés levantó al público con sus "rumbas y flamenquitos". En media hora de actuación fue capaz de hilar grandes éxitos como "Asturias patria querida", que cantó a viva voz junto con los asistentes, que ovacionaron al artista. "Todo por un público que lo pasa bien y colabora", justificó Otero. Como dice la popular canción: "tienen magia, tienen encanto". Hoy, Silvia Riera y la Asociación Cultural Canción Asturiana de Gijón.