Hay un refrán asturiano que dice que la sidra "pierde mucho" cuando la botella cruza el Negrón. Puede que pierda propiedades pero lo que no pierde en ningún caso es valor: en Madrid se paga la botella en algunas sidrerías a siete euros y en otras capitales de provincia como en Valladolid el culín te puede llegar a costar 1,20 euros. Eso sí, cada uno la toma como quiere: en la ciudad más poblada de Castilla, por ejemplo, los parroquianos se beben la sidra como si fueran "chatos" de vino: el culín se deja reposar en el vaso y se tarda varios minutos en beberlo.

Pero sin duda lo que más sorprende a los asturianos que cruzan las montañas y piden sidra fuera de la región es la forma de conservar el caldo asturiano. Todo el mundo sabe (dentro del Principado) que la sidra se enfría en agua, nunca en la nevera. Una lección que no debieron de dar en los bares de Castilla y Madrid, en donde la bebida se conserva en la nevera.

Pero ¿son excesivos estos precios de hasta 7 euros la botella? Los chigreros asturianos llegaron a poner como ejemplo este coste cuando se desató la polémica por el aumento del precio de la botella de sidra.

Impulso a las ventas

Aumentar la venta de sidra en el exterior es, desde hace años, uno de los principales objetivos del Consejo Regulador de Denominación de Origen. Sólo durante el año 2015 el sello etiquetó 1,7 millones de botellas, de las que el 10 por ciento se consumió fuera de Asturias. El consejo aboga ahora por aumentar la promoción y mantener el control de calidad.