"Señor del bosque, silvestre y mítica ave resistente, aunque no sabemos hasta cuando". Así describió en el día de ayer Valentín Martínez-Otero, presidente del Centro Asturiano de Madrid el urogallo, animal que da nombre a los galardones del centro, que se llevan entregando desde hace ya treinta años, lo que los convierten en un "referente en la Feria de Muestras y en todo Asturias".

La docena de premios, en disciplinas tan dispares como la defensa de la naturaleza, el deporte, la tonada o el baile, corresponden a personas "cuya obra redunda en el beneficio social y cultural del Principado, al que ensalzan con su labor en ocasiones modesta, del día a día, pero siempre con un horizonte claro y bien marcado, el de la asturianía".

Sin embargo, el gran galardón de la jornada, el de "Entidad asturiana del año", recayó en la empresa Grúas Roxu, "parte de nuestra cultura, un símbolo más de Asturias, que partió de un sueño hasta convertirse en una realidad, que es líder del sector", fruto de la "mente emprendedora" de José Manuel García, administrador de la empresa desde su fundación. Una entidad creada en 1978 y que se aleja de "la crisis de los cuarenta", a la que se enfrenta con "madurez, sacrificio y entereza", la que le da saberse "parte de Asturias", al haber creado "gran parte de las grandes infraestructuras de la región".

El acto, que se cerró con la actuación de los premiados en las artes musicales, con canto y baile tradicional asturiano, sirvió también para glosar la emigración como "un gran modelo de emprendimiento, no siempre un fenómeno de carencia", para finalizar recordando la necesidad de "proteger y respetar al urogallo, cuyo canto es un himno de la libertad amenazada".