En otros tiempos, cuenta Antonio Trevín, en la vieja sede de la FSA en la calle Santa Teresa de Oviedo, había acaloradas discusiones que podían terminar a altas horas de la madrugada, pero que culminaban "con un café o una cerveza" compartida entre discrepantes. Ahora no. "Hoy, eso en el PSOE lo hemos perdido". El todavía diputado en el Congreso por Asturias anunció ayer que dejará de serlo a partir del 1 de septiembre por su discrepancia de estrategia política con la nueva secretaría general que manda Pedro Sánchez, pero también con una emplazamiento a recuperar eso que llama "la fraternidad", que a su juicio "está desapareciendo en el partido" para ceder "cada vez más espacio a la confrontación".

La despedida del escaño, escenificada en una comparecencia pública en la que leyó un comunicado y sólo admitió responder tres preguntas, invoca el respeto a la legitimidad del cambio de estrategia parlamentaria en el PSOE, pero también la convicción de que "no la comparto" y la conciencia de que, llegados a ese punto, "lo más honesto es dar un paso atrás". También la seguridad de que la recuperación de aquel "clima de fraternidad" no compete sólo a la dirección del partido, "es un problema del conjunto de los socialistas". Hasta ahí llegaron sus referencias a la evidente y nada disimulada discrepancia que ha mantenido con la línea marcada por la nueva dirección, la disconformidad que ya le costó el puesto como portavoz en la comisión de Interior del Congreso.

El expresidente del Principado y exdelegado del Gobierno en Asturias sigue los pasos de su compañero de bancada Eduardo Madina en una cadena de diputados discrepantes dimisionarios en la que la siguiente, según fuentes socialistas, podría ser la expresidenta del partido Micaela Navarro. Sale Trevín anunciando "una nueva etapa profesional y personal". Sigue en el comité autonómico de la FSA, que se renovará en el inminente congreso, y no ha decidido, dice, si ocupará su plaza de maestro en el colegio público de La Ería, en Oviedo, a unos pocos pasos de la nueva sede de los socialistas asturianos, o si aceptará algunas ofertas profesionales que tiene sobre la mesa. "Por lealtad", promete "seguir defendiendo internamente mis convicciones políticas" y, refiriéndose al PSOE como "mi partido", considera esencial mantener su condición de "instrumento imprescindible en la arquitectura política e institucional de España y en la defensa de los trabajadores y los colectivos con dificultades económicas y sociales".

La renuncia del expresidente del Principado fue acogida ayer con un sonoro silencio en la dirección federal del partido. El grupo parlamentario en el Congreso agradeció su trabajo expresando su "respeto" por la decisión y el presidente del Principado, Javier Fernández, quiso desconectar la decisión de una supuesta fractura interna a raíz de las primarias socialistas, limitándose a asegurar que "lo único que hay que hacer es respetar la decisión que ha tomado y agradecerle los muchos servicios que ha prestado a Asturias como diputado y al Partido Socialista".

En la línea del escueto agradecimiento de la labor realizada y el deseo de suerte para el futuro se manifestó también el candidato "sanchista" a la secretaría general de la Federación Socialista Asturiana, Adrián Barbón. Mientras tanto, su adversario, José María Pérez, valora además del compromiso de Trevín con el partido su "coherencia" y coincide con él en la urgencia de recuperar la "fraternidad" "como elemento que vehicule toda la actividad en el partido, porque además es uno de los principios que dan pie a la creación de esta organización". "Lamento que haya un clima que propicie que algunos compañeros tengan ese sentimiento", concluye el aspirante.