"Empecé a desarrollar mis proyectos con dieciséis años y acabé diseñando un museo móvil". Con estas palabras de la artista Carmen Cantón comenzó la mesa redonda "Mujeres artistas en diversos ámbitos", organizada por la "Asociación de Empresas Mujer" (ASEM) en el día de la mujer empresaria en la Feria de Muestras. En el acto participaron seis mujeres con una amplia trayectoria profesional a sus espaldas y que además, en muchos casos, han podido compaginar su trabajo con la maternidad. La brecha de género en los diferentes ámbitos artísticos fue el tema estrella. Las partícipes coincidieron en que, aunque poco a poco se va eliminando la grieta entre ambos géneros, "aún hay mucho camino por recorrer". Carmen Cantón no encontró muchas dificultades para sacar adelante la maternidad y su trabajo. Marisa Vallejo, en cambio, no corrió tanta suerte. "Seguir en este oficio a mi edad es una heroicidad", reiteró la intérprete durante su comparecencia. Aunque por suerte para Vallejo, "mi madre me ayudó mucho y gracias a ella pude formarme", apuntó. "Para reivindicar más papeles para nosotras nos unimos muchas actrices y creamos la asociación 'De 50 para arriba'. Solo pedimos a los productores y guionistas que se acuerden de las actrices mayores, porque no todas somos Concha Velasco o Lola Herrera", explicó.

La galerista Nuria Fernández, de "Espacio líquido", anunció que "en el mundo de las galerías el papel de la mujer está muy bien reconocido". En parte, según comenta, "gracias a la aparición de algunas galeristas que, afortunadamente, han abierto mucho el camino". En su caso, con tres hijos, compaginar la maternidad con su trabajo como galerista fue un poco complicado "al tener que ejercer de madre en muchos eventos de gran importancia como 'Arco' y aunque es muy necesario, a veces te parece que no estás haciendo bien ni tu trabajo, ni tu labor como madre".

Para la escultora Carmen Castillo lo más difícil fue "hacer frente a la crisis". Algo que afectó especialmente a esta artista ya que su obra destaca por un amplio catálogo en bronce. Según hace ver, "afortunadamente a mí no me ha afectado la discriminación de género, pero creo que aún existe a día de hoy".

Paula Bango es profesora de danza en "Bangoart". Esta joven autónoma no teme los obstáculos y asegura que "lo difícil es lo que más me activa". Para Bango lo importante "es tener claro el foco y saber hacia dónde quieres ir, sin pararte a pensar si existe desigualdad o no, porque al final todo llega y todo pasa". Con mucho trabajo y mucho esfuerzo pudo sacar adelante su proyecto personal, el que le roba prácticamente todo su tiempo a día de hoy: una escuela de arte. Para Paula Bango el baile era una de sus mayores aspiraciones cuando era pequeña. Recuerda que "la danza era el premio que tenía si sacaba adelante los estudios". Y así, poco a poco fue superando cada curso hasta formarse como ingeniera. Eso sí, siempre compaginando estudios con clases de baile. "Hasta que un día decidí emprender mi propia idea y poner en marcha, sin muchos recursos, la escuela de arte", recalcó la profesora, quien también subrayó que "el arte puede estar en cualquier cuerpo y es una razón de vida".

Por su parte, Beatriz Díaz encontró en el canto "la felicidad". "Aunque iba para farmacéutica siempre me gustó el canto. Un día mi hermana me dijo que me veía más encima de los escenarios y por eso aposté por dedicarme a ello", reconoció la soprano, quien también añadió que "la figura de la mujer en este ámbito está muy bien valorada, pero sí es cierto que en la música aún hay mucho por hacer. En mis quince años de trayectoria solo me han dirigido dos directoras de orquesta". En su caso fue fácil compaginar la maternidad con su trabajo y los viajes, "porque ha supuesto una gran oportunidad para enriquecer culturalemente mi vida y la de mi hijo", indicó. Para ella la fórmula de la felicidad es "dedicarte a lo que realmente te haga feliz y no ponerte nunca límites".