El sol, el gran desaparecido de este verano, volverá mañana a Asturias después de una semana marcada por las nubes, las lluvias y el frío. Ayer los termómetros no superaron los 22 grados en Castropol, que fue la temperatura máxima del día, mientras que la mínima se quedó en 4,4 en Pajares. El "veroño" obligó a algunos establecimientos hosteleros a encender las estufas de sus terrazas, como sucedió en Cangas de Onís. Para hoy, la Aemet prevé una mejora: la nubosidad disminuirá por la tarde y las temperaturas aumentarán. El consejero de Turismo, Isaac Pola, anunció ayer que el nuevo plan estratégico del sector incluye una "oferta diferencial", apoyada en la "variabilidad meteorológica" de Asturias.