Los funcionarios de la prisión de Asturias sufrieron un total de 51 agresiones entre 2011 y 2016, ocho durante el año pasado. La cárcel asturiana se sitúa por tanto entre las 19 más peligrosas del país. La que acumula más agresiones es Madrid VII, situada en Estremera, con 124 ataques a los funcionarios, seguida con 98 por Madrid V (Soto del Real). La asturiana está a altura de las cárceles de Palma, Teixeiro (La Coruña), Las Palmas II (San Bartolomé de Tirajana), Madrid IV (Navalcarnero), Botafuegos (Algeciras), La Moraleja-Dueñas (Palencia) o el psiquiátrico penitenciario de Picassent (Alicante), todas con menos de sesenta agresiones en el periodo estudiado.

El sindicato de funcionarios Acaip, que viene movilizándose para que Instituciones Penitenciarias dote de más personal a las cárceles, y que se conceda a los funcionarios la cualidad de autoridad, con el fin de que las agresiones que sufren pasen considerarse como atentados, liga este alto número de ataques a la paulatina reducción de personal, que hace que en algunos módulos un solo trabajador tenga que vigilar a un centenar de presos.

El sindicato también viene criticado la presencia de enfermos mentales en la prisión, lo que dificulta la convivencia y el tratamiento de los reclusos. Muchas de las agresiones del último año fueron llevadas a cabo por reclusos con problemas mentales. Por otro lado, la situación de la enfermería de la prisión no es la más adecuada, como se encargó de recalcar la oficina del Defensor del Pueblo.

Desde algunos sectores se ha explicado el aumento de la violencia en la prisión con el incremento de la presencia de sustancias estupefacientes en el interior de la cárcel, derivado del desmantelamiento de las unidades terapéuticas y educativas (UTE).