"Estaba comiendo en un restaurante muy cerca de las Ramblas; al terminar, salimos a la terraza para fumar un cigarrillo cuando escuchamos disparos. Nos tiramos al suelo; después, la Policía nos pidió que pasásemos de nuevo al restaurante, donde muchas más personas entraron corriendo a resguardarse. Estuvimos cuatro horas encerrados, muy nerviosos porque estábamos muy próximos al otro restaurante -el turco Luna de Estambul- en el que supuestamente se había atrincherado uno de los terroristas con rehenes". Quien habla es la ovetense Ana Álvarez Muriel, directora del Festival Internacional de Cine y Arquitectura (Ficarq), que ayer se encontraba en Barcelona cuando se produjo el atentado por atropello masivo que, al cierre de esta edición, había ocasionado al menos trece víctimas mortales y decenas de heridos.

"La Policía no nos dejaba salir porque estaban intentando localizar y detener a los dos supuestos atacantes, que habían escapado tras el atropello", aseguró Álvarez Muriel en conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA.

"Dentro del restaurante, había una gran confusión y yo estaba muy nerviosa: nos habían advertido de la posibilidad de que escuchásemos una explosión si el terrorista que supuestamente se encontraba en el restaurante turco decidía inmolarse", añade, en referencia a un local de cocina otomana situado a unos escasos diez minutos de donde Álvarez Muriel pasó cuatro horas atrincherada.

La ovetense había llegado a Barcelona a primera hora de la mañana para asistir a una reunión de trabajo junto a su marido, el avilesino Miguel Ángel Menéndez. Iban con ella la gijonesa Ester Roldán y la también ovetense Maite Cantón. Hacia las ocho de la tarde, pudieron finalmente abandonar el restaurante y tomar un taxi con destino al aeropuerto, donde debían coger un vuelo de vuelta a Asturias. "La Policía no había localizado aún a los sospechosos, pero nos dijeron que habían decidido desalojar la zona para acordonarla".