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Los fondos de investigación universitaria deberían quintuplicarse, afirma el Rector

García Granda lamenta la "descompensación" con los recursos que el Principado asigna a la actividad científica en centros tecnológicos y empresas

Santiago García Granda, a la derecha, junto al presidente del Principado, Javier Fernández. IRMA COLLÍN

Para llegar a su situación ideal, los fondos de apoyo a la investigación que la Universidad de Oviedo recibe del Gobierno del Principado tendrían que multiplicar por cinco su muy controvertida cuantía actual. Cuando calcula el Rector, si es él quien compara lo que tiene con lo que le haría feliz, los seis millones de euros del presupuesto regional que ahora financian la actividad investigadora de la institución deberían convertirse en "al menos treinta". Santiago García Granda eleva hasta esos niveles la enorme distancia que separa lo que hay de lo que debería haber y estira así su recurrente demanda sobre el tratamiento financiero que recibe la Universidad en las cuentas del Gobierno del Principado.

La constatación de las necesidades, evaluadas así en un cálculo rápido, llevan al Rector a aceptar a regañadientes que en este terreno en la comunidad autónoma "hay una apuesta por centros tecnológicos y por ayudar a la actividad científica en empresas tractoras que son muy importantes para el futuro de la región". No denuesta esa transferencia a la actividad científica privada, pero sí observa "una descompensación". García Granda mira hacia los lados, compara y acepta que "la situación en la autonomía es complicada" y que por citar solamente el caso concreto más significativo "entiendo perfectamente que Arcelor es vital para Asturias", pero echa en falta una dosis mayor de equilibrio financiero en el reparto de fondos y un estímulo paralelo, compatible y no excluyente para la investigación en la Universidad. Sin necesidad de renunciar a una partida por otra, enlaza, sin quitar el dinero a unos para dárselo a otros, los dos espacios deben descubrir formas de encontrarse. "En nuestro Plan de Ciencia, Tecnología e Investigación", concreta García Granda, "podemos trazar planes en los que intervengan la Universidad" y la empresa privada. Y estirando el mismo ejemplo, se dice persuadido de que "Arcelor estaría encantada de colaborar con la Universidad en sus proyectos de investigación".

Eso no lo hace el Principado, lamenta, y recibe en esta dolorida constatación de la escasez el apoyo de otros rectores. El lenense Salvador Ordóñez, exrector de la Universidad de Alicante y de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, encuentra una posibilidad de solución equitativa en estimular esas sinergias instando que, por ejemplo, "parte de la financiación que recibe la Universidad estuviese vinculado a proyectos de investigación de utilidad para la empresa". Manuel Villa Cellino, presidente del Consejo Rector de la Universidad Nebrija, compara y resuelve que la dotación investigadora de la institución académica asturiana equivale "al presupuesto de una privada pequeña" y el exrector de la Universidad de Oviedo Juan Vázquez califica la cifra de "ridícula" antes de proponer como reto que se compare "con cualquier partida del presupuesto del Principado".

El caso es que la situación financiera actual de la investigación universitaria está muy lejos de la que el Rector considera "razonable". Las quejas recurrentes de la institución sobre su estrechez económica llegan en plena oleada de lamentos de los investigadores asturianos y con la Universidad a la expectativa de un nuevo plan de ciencia -el vigente expira con el año en curso- que el Principado ha prometido dotar con más dinero y un "refuerzo de la investigación universitaria".

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