Igual que en el Prat de Barcelona, también hay aires de huelga en el Aeropuerto de Asturias, cuyo personal de vigilancia dice estar desbordado y descontento. La falta de vigilantes impide que se puedan abrir los dos arcos de seguridad de acceso a la zona de embarque, lo que genera grandes colas entre los viajeros, especialmente en verano, cuando llegan a pasar unos 1.600 pasajeros en cada turno de trabajo.

Los turnos de trabajo de estos vigilantes están formados por nueve trabajadores. Uno debe estar permanentemente en el centro de control, situado en la primera planta del Aeropuerto. Otro vigilante debe situarse en la garita de acceso a vehículos. Otros dos, hombre y mujer, deben colocarse en el filtro de embarque para tripulantes. Quedan cinco vigilantes -uno de ellos ayudante, que entre otros menesteres debe recoger las bandejas que utilizan los pasajeros para pasar el filtro de seguridad-, que solo pueden hacerse cargo de uno de arcos de seguridad. Y es que el vigilante del escáner, por ley, solo puede estar 20 minutos vigilando este aparato, y debe ser recambiado. Cualquier baja descontrola este esquema.

La plantilla de vigilantes está formada por 21 guardas, 17 de los cuales presentaron demandas para reclamar 170 euros del llamado plus de radioscopia, debido a que la anterior empresa de seguridad, Ilunion -ahora es ICTS-Hispania-, solo les pagaba 1,27 euros por cada hora de trabajo en los arcos de seguridad. El próximo mes de octubre se celebrarán los primeros juicios por estas demandas.

El sueldo de los vigilantes no pasa de 950 euros de media, aunque se han arreglado algunas reivindicaciones relativas a uniformidad, la falta de una sala de descanso o el descuento del café, los vigilantes tienen que poner de su bolsillo los 30 euros del parking del Aeropuerto.