Llanes es un concejo por donde es un gusto perderse y disfrutar de alguno de sus muchos rincones únicos, sobremanera cuando se trata de su costa y de la mar que la baña. Uno de esos pueblos singulares y que en los meses de primavera y verano lucen como nunca es Buelna. Un placer callejear por esta localidad tan bonita donde el espíritu se aquieta y se sorprende por el mimo y el cariño con el que los vecinos mantienen el lugar donde viven.
Casas de piedra, buena parte de estilo indiano, con sus corredores y sus plantas y con tantas flores en las fachadas, en las paredes laterales y hasta por las murias de piedra. Tantos colores, tanta vida, tanta Asturias mostrada al caminante en cada detalle de buena parte de sus ventanas y puertas y que invitan, sin duda, a fotografiarlo y compartirlo.
Buelna cuenta con dos playas, una que es una cala natural cuyo arenal se ve dominado por las mareas, cambiando completamente si es marea alta o baja y donde una de sus piedras más famosas es El Picón, y la otra es la playa de interior llamada Cobijeru, que sorprende al viajero tras adentrarse un corto tramo caminando por una zona de praderías y boscosa hasta llegar, finalmente, hasta esta playa de reducidas dimensiones y que forma parte del complejo de Cobijeru, declarado monumento natural junto con la cueva y los bufones.
La playa tiene forma casi semicircular con un espacio aproximado de 50 metros de longitud por 30 metros de anchura. Está asentada en el fondo de una dolina y está cerrada al mar por el acantilado. El mar entra y sale de ella a través de grietas talladas en la roca. Cuando sube la marea y lo hace con fuerza, sorprende el sonido de la mar pasando entre la piedra. Luego, un poco más al Norte, se encuentra el más famoso de sus bufones. Cabe destacar que en esta dirección Cobijeru está separada de la línea de costa por un resalte rocoso que tiene forma de arco de piedra y que es conocido por el nombre de "el salto del caballo".
La playa, el entorno, el acantilado, el verde que lo rodea no se quedan ahí. También hay una cueva en la zona oriental de este curioso arenal interior que, como todo el conjunto, es de origen kárstico. Ésta comunica el litoral a nivel marino con la zona interior más alta a través de una galería donde, según señalan los estudiosos y quienes bien la conocen, cuenta con significativas formaciones que la naturaleza ha ido modelando a través de los siglos mediante las mareas.
No cabe duda que el pueblo y sus playas tienen el suficiente encanto tanto para ir una primera vez como para volver muchas otras más.
