Son las 6.13 horas de la madrugada del domingo 28 de agosto, el oso "Aurelión", el macho dominante de los valles de Teverga, visita la localidad de Coañana, una pequeña aldea de montaña rodeada de bosques, viene de darse un suculento atracón de buena fruta. Las cámaras del Fapas han captado los movimientos de "Aurelión" cerca de unas casas rurales de la zona.

En su deambular nocturno, "Aurelión", un gran macho que acapara la atención de las hembras reproductoras de la zona, acaba de darse un festín de fruta: peras y manzanas. Se ha pasado la noche visitando las huertas de las dos casas de turismo rural de la zona, recién restauradas y ubicadas en una área poco poblada y rodeada de bosques de castaños, robles y fincas abandonadas con decenas de árboles frutales a su disposición. El animal es escogido, ya dejará para más adelante la fruta de peor calidad y selecciona las piezas más dulces y sabrosas en esta incursión a la zona.

Como prueba irrefutable de su fechoría, "Aurelión" deja en el camino un más que espectacular excremento donde, según la captura realizada por la cámaras del FAPAS, se aprecian pieles y pepitas de los frutos comidos.

Luego se da un buen baño en el bebedero del ganado y termina por visitar las colmenas de polinización del FAPAS, pero?para qué complicarse la vida con las abejas. Esa noche el acceso al alimento fue más fácil que complicarse la vida con las siempre incómodas abejas.

Ahora se acaba la temporada turística y los propietarios de estas casas de turismo rural cierran sus puertas, desde el FAPAS consideran que lapresencia de una especie emblemática como el oso, a apenas unos metros de donde los turistas se pueden alojar, escucharlos, quizás verlos y sentirlos de cerca al levantarse por la mañana supone una oportunidad única. La escena, estiman desde el FAPAS, se repetirá durante casi todo el mes de septiembre, ya que es el momento que el oso frecuenta estas zonas fruteras de los fondos del valle.

El pasado abril dos quirosanos grabaron la carrera de un oso por la carretera que une Proaza y Quirós. Al ver el animal pensaron que era un jabalí pero a medida que se acercaban vieron que en realidad se trataba de un ejemplar de oso de mas de ochenta kilos de peso que al detectar el ruido del motor y las luces emprendio veloz carrera por el asfalto por espacio de más de medio kilometro hasta que finalmente se desvió.Uno de los dos hermanos que circulaban en el coche explicó que redujeron la velocidad para no asustar al animal y se mantuvieron a una distancia prudencial. Dedicieron no parar ya que se trataba de un tramo de carretera poco iluminado.