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Los cazadores podrán abatir todos los lobos que vean en un tercio de la superficie de Asturias

En las zonas de presencia esporádica de la especie, que se localizan en el centro y la costa oriental, no hay cupo de ejemplares

Los cazadores podrán abatir todos los lobos que vean en un tercio de la superficie de Asturias

Los cazadores podrán abatir, previa autorización de la consejería de Medio Ambiente, todos los lobos que vean en un tercio de la superficie de Asturias. Son las denominadas zonas de presencia esporádica de la especie, situadas en el centro de la región y la costa oriental. En estas áreas, que abarcan desde Valdés hasta Ribadedeva y de Gozón hasta Mieres, "no debería haber lobos". Por eso, explica el Gobierno, "las actuaciones de control se realizarán de forma permanente (todo el año) sin limitación de cupo". Esto significa que la medida anunciada por el consejero Fernando Lastra de permitir batidas en el Cuera, también se aplicará en la franja más urbanizada del Principado. Es el caso de la comarca de Avilés y el Bajo Nalón, en donde hasta hace poco la ganadería no sufría la presión del lobo.

Los controles en estas áreas se harán mediante "autorización expresa de la Consejería a los cazadores de los cotos regionales pertenecientes a las zonas de presencia esporádica de la especie". Las sociedades ya han expresado su voluntad de solicitar estas batidas con el fin de apoyar a los ganaderos. La intervención, por primera vez con armas, de los cazadores también se extenderá a las siete áreas de gestión o de presencia permanente de la especie, que tienen un cupo máximo de 45 ejemplares. Por zonas, ese cupo se distribuye de la siguiente forma, atendiendo a su población: 3 en el noroccidental, 7 en El Palo- Esva, 5 en el suroccidente, 10 en el centroccidental, 6 en el central, 10 en el centroriental y 4 en los Picos (quedando excluido el Parque Nacional).

El Gobierno regional se apoya para tomar esta medida, calificada de "valiente" y de "sentido común" por los cazadores, en el II Plan de Gestión. El documento establece que "el método básico general de control será la realización de aguardos o recechos realizados por la guardería de la Administración". No obstante, señala que, "como apoyo para alcanzar los cupos asignados a cada zona de gestión", en las Reservas Regionales de Caza "se podrán abatir ejemplares de lobo en las cacerías legalmente autorizadas de otras especies". Asimismo, "con carácter más limitado, cuando las razones de eficacia así lo aconsejen y preferentemente en las zonas de presencia no permanente del lobo, podrán autorizarse batidas, siempre y cuando no impliquen riesgos para las especies amenazadas".

En ninguno de estos casos los cazadores "podrán quedarse en posesión de los ejemplares ni de sus restos", ya sea en cotos y reservas regionales de caza o en zonas de presencia esporádica o permanente de cánidos. Siempre deberán entregar los cadáveres a la Guardería del Medio Natural, según subraya la consejería de Medio Ambiente. La efectividad de las medidas que este mes pondrá en marcha la Administración está por ver. Los cazadores, aunque apoyan las batidas, avisan de que "no será fácil matar lobos", ya que es un animal "inteligente".

Esa astucia, junto a la "orografía tan acusada de nuestra región y la abundante vegetación", fueron precisamente las razones que dio la anterior dirección general de Recursos Naturales -ahora de Biodiversidad- para justificar que la Guardería nunca llegase al cupo de 45 ejemplares. Dentro del programa 2015-2016, que se prolongó hasta 30 de abril de este año, los guardas sólo abatieron a 9 (6 hembras y 3 machos) de los 32 lobos muertos. Los 23 restantes fallecieron por atropellos, disparos ilegales y causas por determinar. Y eso a pesar de que la Guardería realizó en este tiempo 629 salidas. Es decir, mataron un lobo por cada 70 servicios.

"No es cinegética"

Aún con la intervención de los cazadores, los ecologistas auguran "otro fracaso", porque "no hay tantos lobos como dicen" y porque "los controles no son efectivos, sino que retroalimentan un círculo vicioso". Así lo cree el portavoz de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), Ignacio Martínez, quien insiste en que la participación de las sociedades cinegéticas en el control "aparenta ser ilegal". "El lobo no es cinegético ni puede serlo; no lo permiten las normas generales", recuerda el colectivo. Martínez critica que "el Consejero hable de 40 familias cuando los datos del Gobierno indican que desde 2001 nunca se pasó de los 29 grupos reproductores". Asimismo, los daños a la cabaña ganadera descendieron, por lo que las medidas son a su juicio injustificables. Los conservacionistas vinculan los pasos dados por Lastra con "una dinámica interna del PSOE".

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