Tino Cortina (Villaviciosa, 1977) es llagarero "de toda la vida" y enfocados a la sidra cursó sus estudios de Enología. Preside el Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias desde abril de 2016 y mañana pronunciará el pregón de las fiestas de Nuestra Señora del Portal, en Villaviciosa.
- ¿Va a ser el año de manzana tan bueno como parece?
-Solemos decir que es bueno cuando hay mucha manzana y malo cuando hay poca, pero mejor sería que hubiera siempre una cantidad más moderada. Tenemos el problema de la vecería, la alternancia del manzano, un fenómeno por el que un año tienen mucho y otro poco. La verdad es que nos fastidia mucho, porque los llagares un año tienen falta de manzana y otros puede llegar a sobrar. Este año hay mucha manzana y muy sana y aunque faltan varias semanas para la cosecha, todo apunta a que va a haber calidad. Así lo esperamos. Viene un pelín adelantada, pero poca cosa. Calculo que se empezará a mayar primeros de octubre.
- ¿Sería deseable que la investigación científica ayudase a paliar esta alternancia?
-Sí, totalmente. El origen casi de todos los males está en la vecería, en tanta alternancia. Que este año quizás haya problemas de capacidad y el que viene tengamos que buscar manzana en sitios recónditos con otra calidad. Es uno de nuestros males más acuciantes.
- Han incorporado unas cincuenta variedades a la DOP, ¿buscan unir a cuantos más productores mejor?
-Son dos cuestiones diferentes. Por un lado está la unidad que perseguimos en el sector para que todos apostemos por lo mismo, por la manzana asturiana y la denominación de origen. Están puestas las bases para que funcione, depende de la voluntad de llagareros y cosecheros. Que se incorporen estas variedades se debe a una amalgama de factores que influyeron en decisión final. Por un lado la necesidad de incorporar variedades amargas y de mejoras genéticas de las que el Serida tenía resultados después de más de una década de estudios. Son hijas de variedades asturianas para conseguir, por ejemplo, cruces de amargas y tardías, que era una necesidad que teníamos. Luego también se han incorporado variedades tradicionales que a lo mejor no son muy productivas, tienen una pequeña deficiencia, pero aportan un plus de calidad extraordinario y contrastado. Lo que no vamos a hacer es bloquear la buena intención de algún lagarero que pretenda elaborar sidra con alguna de estas variedades. Está ocurriendo en el mundo del vino y seguimos un poco esa línea.
- ¿Falta entonces que se vayan sumando todos los productores a la DOP?
-Tenemos una buena perspectiva, de palabra al menos, son varios, bastantes, los que se están animando a participar y a entrar dentro de la denominación de origen. Podremos hablar y concretar algo en diciembre, cuando sabremos exactamente cuánta gente elaboró y cuántos se incorporaron.
- ¿Es este el momento?
-Sí, es ahora cuando hay que dar un paso adelante y apostar por la denominación de origen. El año que viene habrá más dificultades para abastecerse y ahora es el momento en que pueden escoger manzana con calidad. Tienen que comprar la manzana con DOP, hacer una auditoría al lagar y adaptarse un poco a la normativa del consejo regulador.
- ¿Vive la sidra asturiana el mejor momento de los últimos años?
-Soy optimista, tampoco me gusta decir que tiempos pasados fueron mejores. Estamos en un momento histórico, tenemos que tomar la decisión adecuada para que el futuro sea bueno. Si no hacemos bien las cosas puede ir a peor. Es el momento, yo creo, de aunar fuerzas.
- ¿Podría la sidra que se elabore en EEUU llegar a ser una amenaza para el producto asturiano?
-No lo entiendo como una amenaza real. Pero si no somos capaces de exportar y un elaborador estadounidense hace sidra como la asturiana y consigue que americanos y otros países la beban sería lamentable. Sería triste que el original y auténtico no fuera capaz de conseguir ese objetivo y venga alguien de fuera a hacerlo por nosotros.
- ¿Qué significa para usted ser el pregonero del Portal?
-Es una responsabilidad y estoy entusiasmado con ello. Soy vecino de la Villa, me crié aquí y cierto nerviosismo sí que siento. Quiero mucho a la Villa y acepté sin miramientos.
