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La venta masiva de terneros al Líbano merma el mercado de carne autóctona

"Este año escasearán las vacas", avisan los ganaderos ante la salida de miles de crías vivas al país árabe: "Nos compran hasta el forraje"

Por la izquierda, Elena Cebada (gerente de la IGP Ternera Asturiana), Begoña Santos (consejera de la IGP), Sergio Blasco (presidente de Ternera Asturiana), Carmen Moriyón (alcaldesa de Gijón), María Jesús Álvarez (consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado), Francisco Vázquez (vocal de la IGP) y Rubén Fernández (vicepresidente de la IGP), en la celebración de su 15.º aniversario el viernes en Gijón.

La venta masiva de terneros al Líbano podría mermar la producción de carne asturiana con sello de calidad. Los ganaderos advierten de que este año escasearán las vacas de menos de 18 meses ante la salida de miles de crías vivas al país árabe. El ritmo de compra llega en primavera a los 400 animales a la semana y su precio, como señalan los propios productores, "es muy goloso": entre los 900 y los 1.000 euros. En Asturias un ternero de siete meses (300 kilos) rondaría también los 1.000 euros, la diferencia es que a Oriente Próximo están saliendo más jóvenes y los ganaderos no tienen que gastar ni un céntimo en criarlos y cebarlos hasta su sacrificio. "Es una venta fácil, sin riesgos", reconoce Rubén Fernández, vicepresidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana.

Fernández asegura que la compra de ganado joven por el Líbano generará "a largo plazo un problema" en el Principado. "Al ganadero, en cierto modo, le beneficia, porque le pagan bien. Pero hay que pensar que esto es pan pa hoy y fame pa mañana. Al final dependemos de otra gente, de los tratantes; y el mercado no es nuestro. ¿Qué pasará cuando compren a otro país?", insiste Fernández, también integrante de la Asociación de Criadores de Ganado Vacuno de la Raza Asturiana de los Valles (Aseava). El reto, dicen los responsables de IGP Ternera Asturiana, es convencer a los ganaderos para que críen los animales dentro de la región y vendan los canales directamente a la industria. "Se trata de crear un mercado propio para dar riqueza a Asturias y generar puestos de trabajo", enfatiza Rubén Fernández.

La marca IGP Ternera Asturiana, en constante crecimiento, es la más perjudicada por esta nueva realidad. El Consejo Regulador solo etiqueta la carne de vacuno de entre 6 y 18 meses, "producida por animales de las razas Asturiana de los Valles y Asturiana de la Montaña que hayan nacido y sido criados, cebados y sacrificados en Asturias". Justamente las vacas que están saliendo a Oriente Próximo en barcos desde Cartagena y Tarragona con cargamento procedente de toda España. El interés de comprar ternera atiende a que la comunidad islámica no consume carne de cerdo, sino de vacuno, y valora las propiedades del producto asturiano, que "es sabroso, sano, con poca grasa y tierno". Los árabes crían en su territorio las vacas asturianas para finalmente sacrificarlas por el rito "halal", es decir, mirando a la Meca, garantizando que sufren lo menos posible y que su desangrado ha sido total para evitar toxinas en la carne. "Nos compran hasta el forraje, la alfalfa", afirman.

La demanda procedente de Oriente Próximo comenzó "hace dos o tres años", pero es ahora cuando más está creciendo. "Hay meses, sobre todo entre febrero y junio, que a la semana los tratantes se llevan sobre 400 terneros. En verano parece que paró un poco, pero ahora volverán otra vez", explica el presidente de la IGP Ternera Asturiana y gerente del matadero de Gijón, Sergio Blasco. "Para el ganadero, esto es liquidez. No tiene que esperar doce meses a criar un ternero ni tiene la incertidumbre de si van a bajar o subir los precios. Los intermediarios que llevan los terneros al Líbano pagan entre 900 y 1.000 euros por animales normales y corrientes, sin importarles la raza ni el peso", detalla.

Asturias produce al año unos 60.000 terneros, de los cuales la IGP sacrificó 23.414 en 2016, que supusieron la comercialización de 6,6 millones de kilos de carne. En el Consejo Regulador hay inscritos en estos momentos 5.600 explotaciones ganaderas y 86.700 hembras reproductoras. El desafío ahora es aumentar la producción de carne certificada, reduciendo la salida de terneros fuera de la región. No sólo está la amenaza de Oriente Próximo, sino también de cebaderos nacionales, como los de Huesca que exportan la carne procedente del Principado a Grecia. "Lo bueno sería que esa venta la pudiéramos hacer nosotros directamente", concluye Rubén Fernández.

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