A eso de las cinco y media de la tarde, el teléfono almacena quinientos mensajes sin leer, y subiendo. El cuerpo, que aguantó bien la larguísima campaña, avisa de que ha destensado y empieza a pedir un fisioterapeuta. Adrián Barbón (Pola de Laviana, 1979) acaba de aterrizar en la realidad, asimilando el éxito que le da poder y responsabilidad. El nuevo secretario general de la Federación Socialista Asturiana, elegido anteayer con el sesenta por ciento de los votos, tiene delante un partido partido, una firme convicción de poder "sumar" hablando y la certeza de que no va a ser ni fácil ni rápido.
- ¿Cómo es el día después?
-Muy distinto de los habituales, tengo que intentar contestar tantísimas felicitaciones que casi no soy capaz. Y hablar con la gente, atender a los medios, he pasado por el Ayuntamiento de Laviana para saber qué temas teníamos pendientes... Luego está la sensación de que parece que todo ha sido un sueño. Casi no lo vives tanto en el momento como ahora, mirando hacia atrás y dándote cuenta de que sí, de que el cambio fue posible y se hizo realidad. Estoy muy emocionado.
- ¿Esperaba una victoria tan rotunda?
-No había hecho ningún cálculo. Partía de una realidad, el 53 por ciento de los votos que obtuvimos en las primarias federales, y lo que sí notaba era la respuesta de la gente, la emoción que se vivía sobre todo en dos actos al final, el de Gijón y el de Laviana. La gente lloraba... El pálpito era bueno, pero no pensaba que iba a ser tan claro, tan rotundo.
- ¿Qué cambiará primero?
-Somos la candidatura del cambio, pero no porque lo digamos nosotros, sino porque la sociedad asturiana tiene el claro convencimiento de que es eso lo que representamos. Lo noto en la calle. En cuanto a las urgencias de los cambios, hay que fortalecer el partido. En los últimos años se ha debilitado como consecuencia de algo perfectamente entendible. Cuando en 2012 Javier Fernández accede a la presidencia del Principado ya no se puede ocupar como antes de la secretaría general. A mayores, en 2014 la Ejecutiva pierde a dos perfiles importantes del partido, Adriana Lastra y María Luisa Carcedo. En 2015 Francisco Blanco, miembro de la Ejecutiva, entra en el Gobierno. Ha habido un debilitamiento del partido hacia el gobierno, por otro lado lógico, y no supimos fortalecer la organización ampliando la Ejecutiva, dando fuerza al funcionamiento normal y al trabajo en el territorio. Eso es lo urgente, configurar unos órganos muy participativos, muy dinámicos, muy vivos, y hacer mucho territorio, estar muy cerca de las agrupaciones.
- ¿Dará presencia a la otra candidatura en su ejecutiva?
-Aún no he empezado a organizar la comisión ejecutiva. Ni me he parado a pensarlo. Yo tengo una forma de trabajar un poco rara. En lugar de buscar a las personas que creo que deben estar, mi idea es configurar secretarías que tienen que existir y a continuación analizar qué perfiles encajan mejor en cada una de esas áreas. Sin ningún veto. Voy a analizar todos los perfiles que hay en el partido porque me interesa hacer una ejecutiva lo más fuerte posible. Pero aún no estoy en ese momento, necesito días para empezar a trabajarlo y lo voy a hacer de una manera muy discreta. Quiero una dirección plural, pero no sólo desde el punto de vista de las tendencias, también desde el territorio, intergeneracional...
- Debe gestionar un partido con casi un 38 por ciento de la militancia a favor de otro candidato. ¿Siente que debe suturar de modo similar a como cosió Javier Fernández a partir de 2000?
-No. Aquella situación era todavía más compleja. Las relaciones entre el grupo parlamentario y el Gobierno estaban rotas, Javier ganó su secretaría general por un 52,7 por ciento, su primera ejecutiva salió con un 48... Yo he demostrado toda mi vida mi capacidad de ir sumando y de diálogo. No creo que haya muchos ayuntamientos en los que el plan de ordenación urbana haya salido adelante por unanimidad. Estoy convencido de que puedo conseguir que la organización se vaya cohesionando, pero no va a ser de un día para otro. Va a necesitar muchas horas de diálogo y gestos de trabajo compartido.
- Hay quien critica que hable de cambio alguien que estuvo en los órganos del partido. ¿No estaba a gusto?
-Yo fui vocal de la comisión ejecutiva sólo entre 2008 y 2012 y respaldaba la acción de Javier Fernández, hice campaña por toda Asturias en 2000, siendo un guaje. He dicho que en su mandato hay más luces que sombras y que mis discrepancias se circunscriben a este último periodo. También hay que tener en cuenta que el 1 de octubre marcó una ruptura en la que cada uno se posicionó donde creyó conveniente. Fui leal, siempre dije lo que creía sobre la abstención en la investidura de Rajoy y he sido muy claro al defender mis posiciones.
- Javier Fernández aplaudió poco mientras usted hablaba el domingo y garantizaba plena colaboración con el Gobierno. ¿Cómo interpreta el gesto?
-No me fijé. Conmigo estuvo muy cordial, no estuve muy atento a eso que dice.
- Podemos ya le pide que influya para que el Principado pida el ingreso en prisión de los condenados por "Marea".
-Quien se debe pronunciar es la Fiscalía con un análisis riguroso sobre la base de la defensa del interés público. Lo que sí puedo decir es que rechazo profundamente la corrupción, que respaldo todas las acciones que se arbitren contra ella y que hay que insistir en la demanda de más medios para la Justicia y trabajar más en la prevención. Como socialista, me siento avergonzado de que personas que ocuparon cargos en nuestros gobiernos se hayan aprovechado de esa situación para estas actuaciones que la sociedad rechaza.
- IU quiere que fuerce a Javier Fernández a girar a la izquierda.
-Javier Fernández escribió una carta a los máximos dirigentes de IU y Podemos invitándoles al diálogo. Mantengo y voy a reforzar lo que dice ahí. Quiero abrir vías de diálogo reales entre las tres fuerzas de la izquierda y me voy a implicar en todo lo que dependa de mí, pero no basta con que yo lo quiera. Necesitamos la implicación de todos. Tenemos que intentar acordar, la sociedad y nuestros votantes nos van a pedir hechos concretos que salgan en el BOPA.
- En la negociación presupuestaria tendrán que tener influencia en el Gobierno.
-Será una política de negociación, como ha sido históricamente, coordinada entre el Gobierno y el partido.
- ¿Prioridades, líneas rojas...?
-Sobre todo necesitamos más recursos, por eso la propuesta trampa con rebajas fiscales de Mercedes Fernández no me convence, se basa en reducir los ingresos públicos.
- Podemos ha sido poco receptivo. ¿Se ve capaz de vencer esas reticencias?
-Hay dos cosas que pueden ayudarnos. En Madrid se ha abierto una línea de diálogo y Asturias puede incorporarse a ella. Además, sin salir de la región tenemos ejemplos de entendimiento de la izquierda plasmado en gobiernos, como el de Oviedo. Si seguimos sin acordar, la desunión de la izquierda abre vía libre a la derecha.
- Luego está el ejemplo contrario en Gijón.
-Sí. Algo inconcebible, que nadie entiende.
- ¿Mantendrá su palabra de no ser el candidato a la presidencia del Principado?
-No quiero ser candidato. No es compatible con ser secretario general de la FSA. A lo mejor sí con otras cosas, pero con la presidencia del Principado no.
- ¿Ha decidido cómo y cuándo gestionará el relevo en el Ayuntamiento de Laviana?
-No. Lo voy a manejar con tiempo y con la discreción debida, pero en esa decisión participarán el gobierno local y la ejecutiva municipal. Lo abordaremos mediante un diálogo de mucha gente.
