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La conservación de dos emblemas de la naturaleza

La existencia de más machos de urogallo que hembras acelera su desaparición

La población suroccidental de la especie, la mejor conservada de su hábitat, no supera los cien individuos, según revela una tesis doctoral

Un ejemplar en la Cordillera Cantábrica.

La población suroccidental del urogallo cantábrico, la mejor conservada de su hábitat, no supera los cien ejemplares y la mayoría de sus individuos son machos. Este desequilibrio sexual de la especie podría "comprometer su reproducción", según advierte una tesis doctoral de la Universidad de Oviedo, elaborada por la bióloga María Cristina Morán. El hecho de que existan 1,5 machos por cada hembra acelera inevitablemente su desaparición en la Cordillera Cantábrica, en donde el número total de ejemplares se estima que no sobrepasa los 300. El estudio, realizado durante ocho años en Muniellos, Degaña, Hermo, Leitariegos y Alto Sil, vincula la menor cantidad de urogallinas con una alta tasa de mortalidad en los primeros años de vida, fruto de la dispersión otoñal. "Un macho copula con más de una hembra, por lo que lo ideal sería que hubiese más hembras que machos", explica Morán.

La científica, de 32 años y natural de Torrelavega, aunque afincada en Villaviciosa, comprobó con sus muestreos que las urogallinas tienen una esperanza de vida dos años menor que los machos, que es de 9,4 años. Por eso, María Cristina Morán demanda planes de conservación orientados "a los diferentes sectores de la población y, en particular, a las hembras". Una buena medida, dice, sería proteger las áreas de arbustos de la zona supraforestal, que son las que utiliza la especie durante la época de cría para proteger a los pollos. Mejorando el hábitat y eliminando las barreras de desplazamiento -como por ejemplo, zonas deforestadas a consecuencia de los incendios-, el urogallo cantábrico podría salir del estado de peligro.

Uno de los datos más llamativos de la tesis doctoral, cuyos tutores fueron los biólogos Mario Quevedo y María José Bañuelos, fue descubrir que estas aves son capaces de recorrer largas distancias en un día, aunque la mayoría de los deplazamientos (el 75%) se hacen dentro del área de exhibición. La cifra máxima calculada fue de 10 kilómetros en línea recta. "Es mucho más de lo esperado", puntualiza Morán. Estos movimientos, muy positivos, suelen coincidir con las épocas de celo para la búsqueda de pareja. "Los datos genéticos señalan que son las hembras las que se dispersan más lejos de sus lugares de nacimiento. Este comportamiento evitaría altos grados de endogamia al reproducirse con individuos de otras partes de la población", detalla la investigación, que fue presentada la semana pasada en la Facultad de Biología.

El trabajo demuestra que el urogallo cantábrico es único en el mundo y diferente al resto de poblaciones (son doce). Así lo corrobora su canto, que es más largo y agudo que otros urogallos, como el pirenaico. El tamaño más pequeño del ave cantábrica -los machos pesan entre 3 y 4 kilos y las hembras, entre 1,2 y 2- explicaría esta diferencia. "No considerar las variaciones en el canto puede tener efectos en la reproducción y afectar al establecimiento de poblaciones introducidas", subraya el estudio.

Para llegar a estas conclusiones, María Cristina Morán realizó un "muestreo no invasivo", consistente en la recogida de excrementos y plumas, de los que extrajo el ADN y analizó con microsatélites. "Mi objetivo era causar el menor daño posible a la especie y no molestarla", detalla la bióloga, que decidió estudiar el urogallo, ya que "su estado de conservación no es bueno y hay pocos datos". La tesis doctoral se hizo en Mieres, la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo.

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