"El escenario de grescas en torno al lobo está contaminando sin lugar a dudas a otras especies, como el oso", advierte el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero. El naturalista afirma que a Asturias "le hace falta consenso como el comer" y pide un "encuentro relajado" entre ganaderos y conservacionistas, ya que de ello también depende la visión social de los plantígrados. "Dos posiciones antagónicas no llevan a ningún sitio. Todos tenemos que ceder", insiste Palomero. La crispación ocurrida este verano alrededor del oso nunca se había producido en la región, asegura la organización, que dice además: "Es un alarmismo absolutamente injustificado". "Los daños del oso a la ganadería son mínimos", reitera Palomero.
El responsable de la Fundación Oso Pardo y el biólogo Fernando Ballesteros, miembro también de la asociación, se reunieron ayer con el viceconsejero de Medio Ambiente, Benigno Fernández Fano, y el director general de Biodiversidad, Manuel Calvo. "Fue una reunión agradable", expresa Guillermo Palomero, en el sentido de que tanto conservacionistas como Administración reconocen que el conflicto del lobo puede salpicar a otros emblemas de la naturaleza. "En Cantabria logramos un acuerdo y, de hecho, llegamos a firmar un documento, aunque ahora la relación se haya enfriado. Pero con un escenario de grescas es imposible gestionar el lobo", insiste. Para hacer frente a esta polémica, el Principado ha optado por cumplir hasta el límite el plan de la especie y autorizar batidas con cazadores.
En relación al oso, Guillermo Palomero pide que "no haya ni un colmenar sin protección". Porque si bien los daños al ganado son extraordinarios, los ataques a colmenares están asegurados. "También hemos pedido una revisión del plan de recuperación de la especie, que es del año 2002, y que redacten cuanto antes un protocolo de intervención para osos heridos y ejemplares familiares o conflictivos en los pueblos", concluye.