La supuesta paz sellada entre los partidarios de Adrián Barbón y los de José María Pérez para repartirse delegados al congreso autonómico (de forma proporcional al resultado de las primarias) ha estallado en Mieres. La gestora de la agrupación mierense dimitió antes de las primarias pero la organización del reparto de delegados ha acabado en cisma. Entre tanto, el cuestionamiento a la ejecutiva de la FSA aprobado en la asamblea de Oviedo, levantó ampollas en el Gobierno regional y desde el entorno del nuevo secretario general se abogó por echar el freno a más tensión.

El equipo de José María Pérez consideraba que en Mieres le correspondían, a la vista de los resultados del domingo, siete delegados frente a 11 de los barbonistas. Pero los partidarios de Barbón sólo ofrecieron una proporción de 13 a 5. "Es inaceptable", dijeron los partidarios de Pérez, que terminaron levantándose de la negociación. Esta corriente tiene previsto ausentarse de la asamblea de mañana y convertir su protesta en una suerte de bandera contra "el rodillo que intentan imponer los afines a Barbón".

Al tiempo, crecía el malestar en el Ejecutivo autonómico ante el temor a que exista una operación "sanchista" para suspender en las agrupaciones municipales el informe de gestión de la ejecutiva saliente de Javier Fernández. El documento obvia cualquier referencia a la crisis que ocasionó en la Federación Socialista Asturiana (FSA) la posición respecto a Pedro Sánchez. No menciona que Javier Fernández fue una de las voces que advirtió del peligro que supondría llegar a unas terceras elecciones en caso de que fracasase la investidura de Rajoy, y que el presidente asturiano fue el encargado de tomar las riendas del partido tras la dimisión de Sánchez, conducirlo a la abstención en la investidura y convocar las primarias.

Este hecho ha causado malestar en las filas sanchistas. Algunos afiliados están dispuestos a expresar su protesta votando en contra del documento. Se pudo ver en la asamblea celebrada por la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo (AMSO), en la que casi por unanimidad (aunque con baja participación) fue suspendido el informe de gestión de Fernández. En el gobierno del Principado se temía ayer que todo obedezca a una maniobra para "visibilizar" el rechazo a Javier Fernández. "Sería una irresponsabilidad; debilitar la figura del Presidente daría argumentos a la oposición", indicaron fuentes próximas al Ejecutivo. Incluso apuntaron la posibilidad de que, de verse cuestionado por su propio partido, Javier Fernández sopesase un adelanto electoral. "Sería catastrófico para el partido, ya que habría que elegir de manera apresurada candidato y no parece que sea algo que Barbón considere oportuno ahora".

Desde el entorno del nuevo secretario general, lanzaron un mensaje conciliador. No hay consigna anti Javier Fernández y algunos apuntan que no se debería juzgar la trayectoria del secretario general saliente, de 17 años, por los últimos meses. "Un partido hay que valorarlo en su conjunto, no sólo por los últimos minutos", ponen de ejemplo. Y añaden que en la cultura del partido está arraigada la norma, no escrita, de aprobar la gestión de un secretario general saliente.