El congreso "Gobernanza, confianza y cultura del riesgo" busca desde ayer en el aula magna de la Universidad de Oviedo una fórmula para medir las repercusiones del progreso científico y del conocimiento experto sobre el buen gobierno. En tres intensas jornadas, de ayer a mañana, el cónclave junta las aportaciones de expertos de distintas disciplinas, teóricos de la academia con representantes del ámbito profesional, de la empresa, la política, la comunicación o el arte, para tratar de dar respuesta a incógnitas de futuro como las que plantea la certeza de que los cambios sociales se sustancian a un ritmo que desborda la capacidad de transformación de las instituciones que deben administrar esas evoluciones, o la sensación de que el progreso vuelve insuficiente la formación de la mayoría de las personas que ocupan los cargos de gobierno, o la impresión de que genera una distancia cada vez mayor respecto a la capacidad de asimilación de los ciudadanos.

Dentro de los márgenes de ese marco general, el seminario trata de profundizar en los vínculos que se establecen entre los tres conceptos que enuncia el título y trata, al decir del director del departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo, Armando Menéndez Viso, de evaluar el impacto del progreso tecnológico sobre las estrategias del buen gobierno, pero también su repercusión en términos de confianza y riesgo. "Si las ciencias y tecnologías nos pueden ayudar, si generan más complejidad o más riesgos, si las instituciones o los ciudadanos deberían participar más en la renovación tecnológica o hasta qué punto se pueden integrar los intereses empresariales, políticos y de conocimiento", avanza. El planteamiento del evento, que se promueve a iniciativa del grupo de investigación Estudios Sociales de la Ciencia de la Universidad de Oviedo, analiza la cultura científica en su dimensión de "elemento crucial para mejorar la gobernanza", sabiendo que "los ciudadanos mejor formados serán más exigentes con sus representantes y sus proveedores de bienes y servicios, entenderán mejor lo que ocurre a su alrededor y podrán reducir los riesgos derivados de sus propias decisiones", entendiendo que "una administración 'científicamente culta' se volverá más ágil para incorporar en su funcionamiento los conocimientos tecnocientíficos"

Con un formato de mesas temáticas y el propósito de sacar conclusiones del diálogo, el congreso arrancó ayer con una introducción de los tres conceptos y un abordaje del asunto desde el punto de vista de la creación científico-técnica y de la creatividad artística. El turno será hoy para la perspectiva que pueden aportar la comunicación, la enseñanza o el comercio.