"Ya valió". Entrando en la materia pendiente nada más llegar, el nuevo secretario general de los socialistas asturianos miró a su izquierda para emplazar a Podemos e IU a un "diálogo sincero" que entienda que "no podemos seguir jugando a tacticismos ni valen los juegos de reproches y ataques", que el pacto es una obligación para poder responder a los electores cuando se pregunten para qué han servido sus votos. Que "si algo tengo y he probado es capacidad de diálogo". Para cerrar un final de besos y abrazos, de felicitaciones, parabienes y crítica contenida, Adrián Barbón discurseaba ante un auditorio mayoritariamente rendido y ante su antecesor y presidente del Principado, Javier Fernández, que además escuchó a su sucesor prometer la compatibilidad del acuerdo entre las izquierdas con la oferta de "todo el apoyo de esta ejecutiva" a la "magnífica labor" del Gobierno autonómico.

Para cuando cerró su alegato ante el congreso gritando sobre la ovación de los delegados que "estamos en pie" y que "el cambio ha llegado a la FSA", Barbón ya había deseado un partido con "el oído siempre a ras de tierra y a pie de calle", y se había dejado cautivar por la efemérides aprovechando que justo ayer hacía un año del convulso comité federal que partió el partido. "Sufrí mucho", contó, pero aprendió que la militancia había decidido "que nunca más iba a estar pasiva en los debates del partido". El "no somos suficientes" y el "os necesito a todos" volvió a su discurso con una propuesta de respaldo a los ganadores "no por mí, ni por la ejecutiva, por nuestra historia y los hombres y mujeres que lo han dado todo por este partido". Antes de "soy el secretario general de todos" había querido explicar por qué esos 33 nombres y no otros. La ejecutiva está elegida "pensando en sus perfiles, en que el puzzle encajara para trasladar una imagen poderosa, no en si cada uno pertenecía a una agrupación grande o pequeña o si había votado a Pedro Sánchez o a Susana Díaz", proclamó.

Su rival en las primarias discrepa. José María Pérez mira la lista, ve que "todos los que conozco que se posicionaron públicamente lo hicieron a favor de su candidatura" y sale del congreso con la impresión de que "no se ha reconocido la pluralidad que existe dentro del partido", también con la inquietud de haber visto en las palabras y las obras de estos tres días la misma "escasa voluntad de integrar las opiniones plurales. Me temo que eso nos dificultará la tarea de que los que están fuera vean que dentro tienen un espacio en el que aportar y participar", concluye. No del todo sorprendido, "hemos visto en la campaña que había dos modelos de partido, uno integrador y otro que consideraba que la pluralidad consistía en apoyar una opción determinada", el candidato derrotado lamenta el desenlace como una ocasión perdida. "Hacer un partido más fuerte", afirma, "implica incorporar a personas independientemente de a quién hayan apoyado, y eso no se refleja en la composición de la ejecutiva".