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MANUEL PONGA | Exalcalde de Avilés, exdelegado del Gobierno y expresidente de la Autoridad Portuaria

"Podemos modificar la Constitución, pero sin estas locuras de Cataluña"

Manuel Ponga, en el jardín de su casa. RICARDO SOLÍS

Fue el ministro del Interior, que entonces era José Luis Corcuera, quien comunicó a Manuel Ponga, Alcalde de Avilés, que su nombre sonaba para ser delegado del Gobierno de Asturias o de León. Era el 8 de septiembre del año 1988. Su esposa, Juana Mari Esparta, deseó: "De Asturias, no". Pero fue de Asturias. "Había muchos problemas, tuve cinco huelgas generales y siempre que hay una huelga estás pendiente de que pase algo. Vamos a ver qué pasa con Cataluña, estoy temblando".

Y es que esas huelgas no fueron momentos fáciles. "He visto escenas que me hicieron querer mucho a la Guardia Civil, quién me lo iba a decir a mí, a nosotros, que éramos antisistema". Y es que el baño de realidad le obligó a ajustar su prisma de visión. "Vienes creyendo que vas a hacer la República... Por eso esta gente que viene a descubrir el mundo, que viene a hacer política de otro estilo, que te llaman casta, me pone una bola en el estómago. Qué sabrán de casta. El primer día que llegué al Ayuntamiento, a las cuatro de la mañana me llamaron al teléfono porque los camiones de la basura estaban llegando a San Cristóbal y la gente los estaba parando porque no los querían. Y me levanté y estuve allí".

En Delegación del Gobierno estuvo nueve años. "Mi número de estancia en los puestos es de nueve años, eso está demostrado. Tuve 27 años de vida pública, 27 años saliendo a diario en LA NUEVA ESPAÑA", sonríe. Recuerda la tensión de cuando quemaron ruedas a la puerta de su casa de El Pozón y lo extraño que le resultó pasar del Ayuntamiento a pasear por los cuarteles y celebrar los días de las patronas. "ETA se sufrió. Pero lo más duro fueron las manifestaciones. Y el atentado de G rapo en Hacienda, en el que murieron dos personas en Gijón".

Cuando acabó su periodo en la Delegación del Gobierno, una llamada de Vicente Álvarez Areces, entonces presidente del Principado, le devolvió a la vida activa. "Me dijo que contaba conmigo para ser presidente del Puerto. Yo, encantado. Había trabajado en consignaciones de buques, sabía dónde está la proa y la popa del barco, me pareció muy buena idea". Era el año 1998.

"Aquello, al lado de la Delegación y del Ayuntamiento, es una balsa de aceite, entre otras cosas porque la prensa está mucho menos encima", confiesa. Y al frente del Puerto volvió a construir ciudad. "Estoy muy orgulloso del paseo que se hizo, de los pantalanes deportivos, de la ampliación en la lonja para que atraquen los barcos pesqueros de más tonelaje y de la nueva rula. Y sobre todo de la gran relación entre el Ayuntamiento y el Puerto, que sigue en esa línea". De esa colaboración actual pueden surgir proyectos que a Ponga le parecen importantísimos, como el aula de interpretación del fondo marino y la Isla de la Innovación. "Santiago -Rodríguez Vega- lo está haciendo de cine, hace una labor impresionante. Tiene mucha mano izquierda y está muy bien situado".

Ni la enfermedad ni la jubilación han apartado a Ponga de la actualidad política, y no le falta opinión. Adrián Barbón, nuevo secretario general de la FSA, no era su candidato, algo que no fue nunca un secreto. "Pero ganó las primarias y ya lo es. En Avilés siempre hemos marcado nuestra pauta, y hemos perdido siempre todas las elecciones. Pero no por capricho, sino porque creemos que es lo mejor. Y al final la gente ve que la de Avilés es la agrupación más seria e importante que tiene esta región", sostiene.

"Espero que el nuevo secretario general haga lo que ha prometido", esto es, que sea integrador, recalca. "Avilés seguirá en esa línea de apoyo. También perdimos las elecciones con Javier Fernández, por 20 votos, Álvaro Álvarez era nuestro candidato. Y luego eso murió. Siempre fui adversario leal de Javier, ahora mismo lo defiendo a capa y espada y él lo sabe". Alaba su labor, aunque no del todo. "Es un compañero y un amigo y creo que ha sido un gran secretario general. Como presidente, tengo mis dudas. Ha sido poco hombre de calle".

Pedro Sánchez tampoco era su candidato. "Pero una vez que ha ganado, soy leal". Sabe que el PSOE está en un momento delicado. "Hemos perdido voto, mucho voto. Nos ha venido la competencia, que ahí está. Aunque yo creo que estamos subiendo, porque la gente ve que los nuevos no están haciendo tan gran labor, y que encima no están unidos". Es más, de Unidos Podemos la unidad sólo está en el nombre, asegura. "Están comiendo a IU. Querrán hacer lo mismo con el PSOE, pero no van a poder. Me da pena que el PC desaparezca después de lo que hizo por este país". ¿Y Gaspar Llamazares? "Es un fenómeno, pero está equivocado porque tenía que estar en el PSOE".

De Podemos habla, sin decir su nombre. "Hay cantidad de competencia, hay gente vendiendo el malestar; les ha dado resultado, pero veremos lo que dura. El PSOE es el partido, el único que no ha cambiado de nombre nunca, pese a todos los ataques. Estos que han llegado pretenden tirar abajo la Transición, con osadía y sinvergonzonería. No es malo cambiar, lo malo es que cambiemos con violencia. Si hay que rectificar cosas de la Constitución, hagámoslo, pero sin estas locuras de Cataluña. Que son una locura tanto de Cataluña como de quien gobierna este país".

Y es que, en su opinión, en España no hay liderazgo. "Lo de Rajoy es penoso, con el robo que están haciendo al país lo han dejado huérfano de credibilidad. Los políticos, desde Felipe González, dejan mucho que desear". Las nuevas fuerzas "son unos aprovechados del malestar; van a durar, porque tienen mucha gente detrás, pero nunca serán un gobierno serio y estable".

Afirma respetar a los políticos "porque están viviendo momentos difíciles". Es más, no sabe quién se va a poder dedicar a la política: "Tienes poco sueldo, estás mal visto y todo está judicializado. Tienes que cogértela con papel de fumar para ganar cuatro duros que podrías ganar en cualquier trabajo y aguantar que digan que te estás hinchando de perras. Aguantas críticas, pasas por el juzgado... ¿Quién se va a dedicar a la política? Yo admiro a Mariví Monteserín, no nos la merecemos, y lo único que quieren es llevarla al juzgado".

Los últimos meses no han sido fáciles para Manuel Ponga. "Tengo una enfermedad muy grave desde hace un año". El cáncer de colon le hizo pelear con mucho dolor, y entre octubre y mayo vivió en el hospital. "Tuve una operación de seis horas y media. Me quitaron la vejiga, la próstata... Ahora tengo dos nódulos pequeños que todavía no sé si hay que quitar". De la enfermedad saca dos cosas positivas: el reconocimiento al San Agustín y el apoyo y cariño que le mostraron multitud de personas. "Fue dulce en ese sentido".

Aunque asegura estar "muy tocado" ya empieza a salir de casa. "Fui al partido dos veces, voté en la asamblea...". Y con su mujer va a cantar al coro del centro de día de La Luz. "Están deseando ir a televisión. Yo no quiero ir, pero sí que vayan ellos". Ya quiere volver al teatro, y tiene las entradas para ver a "Café Quijano". "Será mi debut en el Niemeyer".

Sobre la mesa del jardín tiene varios periódicos, una revista, en la que escribe una de sus hijas, y un libro, un regalo del escritor uruguayo Casimiro Torreiro, cuya dedicatoria muestra con orgullo: "Para Manuel Ponga Santamarta, un hombre bueno. En la esperanza de que seamos capaces de recordar en estos tiempos difíciles que la política hecha por gente como tú será siempre una actividad noble".

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