La Fiscalía ha solicitado la apertura de juicio oral contra el director facultativo de la mina de Cerredo (Degaña) en 2011, dos ingenieros, tres vigilantes, el delegado minero de seguridad, además de un picador y un ayudante minero por la muerte de un leonés de 35 años en agosto de 2011. El Ministerio Público les imputa presuntos delitos contra la vida y la salud de los trabajadores, y por homicidio con imprudencia grave.

El accidente que le costó la vida al minero leonés Rafael Otero Reguerose produjo el 1 de agosto de 2011. Según el relato del Fiscal en su escrito provisional de acusación, el hombre, de 35 años, habría muerto por asfixia al carecer de ventilación el plano inclinado en el que estaba trabajando.

Ese día, Otero Gallego llegó tarde al trabajo, por lo que no entró junto con el resto de compañeros. Era picador y se le envió a trabajar, según la Fiscalía, a una zona "fondo de saco en la que previamente se le había quitado la ventilación auxiliar, no habiéndose señalado dicha circunstancia".

Según el relato, la última vez que alguien había trabajado en ese mismo lugar había sido el 27 de julio. Al día siguiente, uno de los ayudantes mineros y otro picador fueron destinados por uno de los vigilantes a una zona del taller Berta indicándoles varias tareas, entre ellas la de colocar ventilación. Al encontrarse que el lugar no estaba según se les había indicado, quitaron la ventilación de otra zona para colarca en ese sitio, pero no señalizaron que esa zona quedaba sin ventilar, "pese a conocer las más elementales normas de seguridad, poniendo en riesgo la seguridad de los demás trabajadores y contribuyendo de forma decisiva al fallecimiento del trabajador".

Posteriormente tampoco se vigiló la zona en la que luego se produjo el accidente, ni se midieron los gases, "existiendo una total descoordinación entre toda la cadena de mandos y una falta de conocimiento que de sus correspondientes atribuciones, lo que puso en riesgo la integridad física no sólo del trabajador fallecido, sino la de todos los presentes en la mina", afirma la Fiscalía.

Añade el fiscal en su escrito que "de hecho, el trabajador estuvo largo tiempo desaparecido en la explotación". Y es que no fue hasta las 3.00 horas del 2 de agosto cuando el lampistero se percató de que faltaba uno de los trabajadores que tendría que haber salido a las 22.00 horas del día anterior. Se activó la búsqueda del picador y se le encontró a las 4.35 horas. Según la autopsia, la muerte de Rafael Otero Reguero se habría producido entre las 16.00 y las 17.00 horas del día anterior. Es decir, poco después de incorporarse a su puesto de trabajo.

"La causa inmediata del fallecimiento fue por insuficiencia respiratoria (...), por falta de oxígeno en la zona en la que se introdujo el trabajador ante la falta de ventilación de la misma", asevera la Fiscalía. Y añade que "en la explotación minera no existía un plano de ventilación diaria, y tampoco existía solape de turnos entre los vigilantes, por lo que al no haberse señalizado la zona en el momento justo en el que se retiró la ventilación, nadie se percató de su ausencia, revelando una muy grave y deficiente organización del centro de trabajo".