Después de veinte años de reivindicaciones, los bolos asturianos pueden decir que, además de deporte, son cultura, de manera oficial. La aprobación por parte del Consejo de Gobierno del Principado de la declaración del deporte autóctono como Bien de Interés Cultural Inmaterial en el día de ayer es vista por las peñas asturianas como "un paso histórico" para una reivindicación "evidente". La autodenominada "familia bolística" espera que el acuerdo se concrete en nuevas medidas y apoyos de la Administración que garanticen la supervivencia de una práctica cuya existencia está documentada hace ya más de medio milenio y fue para muchos "el principal elemento socializador de Asturias" hasta bien entrado el siglo XX.

La decisión del Gobierno regional ha sido acogida con una mezcla de satisfacción y cautela. El expresidente de la Federación Asturiana de Bolos Desiderio Díaz, que desde su llegada al cargo en 1996 había reclamado el reconocimiento de los bolos como cultura, ve necesaria más implicación regional. "Si el presidente Javier Fernández no se implica con este hecho histórico, será papel mojado", indicó Díaz, que llamó a Fernández a seguir el ejemplo de Sergio Marqués. "Durante su mandato sacó los bolos del cementerio, elevando las ayudas anuales a 42.000 euros en base a su dimensión cultural", recordó sobre el desaparecido dirigente asturiano.

En la misma línea se pronuncia el actual presidente de la Territorial, Amable Poladura, que califica la declaración de los bolos como BIC Inmaterial como "un gran paso", pero advierte que dicho avance será estéril si no hay un cambio de postura de la Administración. "El director general de Deportes tiene que apoyar más porque este año no fue ni siquiera a una partida", apuntó.

Más positiva es la actitud de Patricia Toyos, presidenta de la peña Ribadesella Cuatreada, que inició la tramitación de la declaración hace algo más de un año y confía en que repercuta positivamente en el porvenir del deporte autóctono. "El ser BIC implica que las boleras pasen a estar protegidas y, por lo tanto, se pueda evitar su desaparición", sostiene una Toyos que recibió asesoramiento del Gobierno cántabro, que declaró los bolos BIC en febrero de 2015, para cumplir todos los requisitos exigidos.

Por su parte, el presidente de la peña Pico Peñamellera e impulsor del Museo de los Bolos de Panes, Isidro Caballero, destaca la importancia sentimental de lo conseguido. "Sirve como reconocimiento social a los que amamos los bolos", apunta el peñamellerano, a la vez que pide al Gobierno "concretar para qué servirá la declaración en la práctica".