La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un reconocimiento que enorgullece a una localidad

Son ejemplares cada día

Los vecinos de Poreñu (Villaviciosa) siguen con su actividad cotidiana mientras el pueblo se prepara parar recibir a los Reyes el día 21

50

Poreñu, "Pueblo Ejemplar" 2017 se prepara para la visita de los Reyes

Como cada día y si el tiempo acompaña, Carmina Menéndez del Valle siega "a gadañu" un poco de prao que tiene delante de casa. "Ye pa les pitines", señala ella con una sonrisa. En Poreñu, y al sol de octubre de un día cualquiera, los sonidos de su tranquila cotidianidad se apagan, por momentos, con el ruido que hacen las máquinas y los obreros que ultiman detalles y mejoras para la visita de los Reyes de España el próximo sábado, 21 de octubre. La razón es bien sabida: ellos y su movimiento asociativo, ellos que son en sí la aldea querida que habitan, han sido merecedores del premio al "Pueblo ejemplar de Asturias" 2017.

Es verdad que no quedan viviendo habitualmente muchos vecinos. Pero también es cierto que los que no están regresan casi todos los fines de semana a reabrir ventanas, echar un vistacín a la huerta, continuar las conversaciones dejadas a medio terminar en el bar del centro social o, sencillamente, a trabajar conjuntamente por la mejora del lugar donde tienen sus raíces. Cuando se quiere tanto a un pueblo, es normal que ese amor se perciba, no ya tanto en grandes y cuidados edificios, sino más bien en el gesto, en la palabra y en el sentimiento de los vecinos de este pueblo de Villaviciosa en el que la vida se reparte entre 13 barrios: El Camín, La Torre, La Quintana, El Campu, El Pueblu, El Chimbirí, La Belonga, La Portiella, El Caleyu, El Palacio, Les Llaviaes, La Garita y La Carcabada.

"¡Que no se te olvide ninguno!", avisa Juli Cardín, a quien estos días le toca atender en el centro social. "Lo abrimos los fines de semana y en fiesta para que los vecinos vengan a tomar un cafetín, un refresco, lo que sea y jueguen ellos al tute y ellas al parchís", matiza.

Loli Riva, presidenta de la Asociación de Vecinos "La Capilla" de Poreñu, no deja de atender llamadas. Seis veces presentaron la candidatura y, a la sexta, fue la vencida. "El premio es para todos los vecinos de Poreñu, no sólo para la asociación", recalca ella mientras come un arroz con pollo que prepara muy rico su suegra, María Cristina Redondo, quien ya ha cumplido 56 años de matrimonio con Fermín Berros. Durante un montón de años estuvo al frente del bar La Torre. "Aquí llegó a haber hasta cuatro bares. Además del nuestro, que cerramos en el día de Reyes de 1987, estaban La Pumarada, el bar Palacio y El Blanco", dice mientras sirve también sopa en esa cocina que huele a cordialidad y afecto. En cuanto a la sidra, ¡qué rica la que hace Aurelio Menéndez! Irma, su mujer, recuerda que, aunque de profesión fontanero, es además un excelente madreñero, oficio en extinción y que pocos, como él, siguen conservando.

Un día cualquiera también se puede ver a Manolo Solares, el cantero, trabajando la piedra con la maestría que le da fama. Buen reflejo de su trabajo es su propia casa. Desbrozando están Rafael Muñoz Larrad, que habla con admiración del hórreo familiar de su mujer, y también Modesto Novoa, quien, en la pomarada, se lamenta del número de ratones que hay este año. José María García Valdés carga hierba en "el Pascualín" al tiempo que, en otro barrio de Poreñu, Constatino Corripio descansa tras haber segado en su finca. Todos ellos están encantados con la visita de los Reyes. Elida Arenas, asomada a la ventana de su casa, además, se confiesa fan total de doña Letizia. "Me encanta la Reina, es muy fina y tiene mucho estilo", asegura.

Lucía Arenas es la mayor del pueblo. Tiene 87 años y tras vivir años en Lugones, volvió a su Poreñu querido. "¡Lo echaba tanto de menos!", exclama. Encantada está también Elsa Ballina, quien muchos años se ocupó del cementerio y de la capilla, así como Patricia Naredo y Jonatan Naredo, joven matrimonio que esperan la llegada de su segundo hijo, Izan, para noviembre "en el mejor lugar para vivir", dicen. Mientras tanto la vida sigue en Poreñu gracias a quienes lo habitan, unos vecinos orgullosos de sus raíces y de su pueblo: Algo tan ejemplar como querer y presumir de la tierra que se habita, incluso estando lejos.

Compartir el artículo

stats