Una cierva golpeándose contra el vallado, gallinas desorientadas y desde buitres hasta mapaches muy alterados. Ese es el panorama que ha presentado el Parque de la Vida de Valdés poco después de las tres de la tarde. El motivo no era otro que la oscuridad que presidía el paisaje a consecuencia del gran manto de humo proveniente de los incendios del suroccidente asturiano que cubría el cielo. "Fue lo mismo que cuando hay un eclipse de sol", explicó el presidente de la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas (CEPESMA), Luis Laria, sorprendido por los efectos indirectos que las llamas provocaron en el recinto que da cobijo a 300 ejemplares de diferentes especies.

El propio Laria señala que la oscuridad a primera hora de la tarde sorprendería a cualquiera que no supiera lo que estaba ocurriendo. "La luminosidad era equivalente a la que hay un cuarto de hora antes de anochecer en un día normal", relató el biólogo, que ve entendible que buena parte de los inquilinos del parque comenzaran a alterarse. "Ellos no tienen predisposición a lo que ocurre y como respuesta sufren alteraciones extrañas", indica acerca de varios ejemplares que a primera hora de la tarde se comportaban como si estuviese anocheciendo.

De todos modos, el experto animalista restó importancia a estos sucesos curiosos frente a lo que considera que será una masacre en otros entornos. "Podemos hablar de millones de animales muertos por los incendios", estima Laria, todavía consternado por el relato de una conocida de la zona afectada por el fuego que escuchó los mugidos de 70 vacas que murieron calcinadas en una cuadra.