Pasadas las tres de la madrugada de ayer, la Guardia Civil comenzó a tocar en las puertas de la veintena de casas del pueblo de Gillón, en Cangas del Narcea, para anunciarles que se procedía al desalojo del pueblo a causa de la intensidad del humo que estaba rodeando la población, tanto por el incendio que se estaba acercando al pueblo, como por el registrado en el concejo de Degaña y que a primeras horas de la noche del domingo había obligado a desalojar los pueblos de Larón y La Viliella, también en Cangas del Narcea, pero situados muy próximos al fuego de Degaña que avanzaba desde Fondos de Vega sin freno.

La Escuela Hogar de Cangas del Narcea, se puso al servicio de los desalojados de sus casas para que pudieran pasar la noche, pero la mayoría de los vecinos optó por pedir ayuda a sus familiares y amigos en la villa y en otros pueblos del concejo, hasta poder regresar a sus casas con la oscurecida luz del día de ayer.

"Estábamos durmiendo cuando nos avisaron de que debíamos abandonar el pueblo", explica Isabel López, que añade que dentro de lo que cabe pasaron una buena noche en la Escuela Hogar, junto a otra pareja de Larón. Los segundos, decidieron a primera hora de la mañana, a pesar de la oscuridad con la que amanecía la jornada, salir dirección a su casa para recoger algo de ropa. "Estuvimos muy preocupados por el pueblo, el fuego lo rodeó por completo, aunque tenemos suerte de que alrededor de Gillón son todo praderas y parecía que no podría llegar a las casas", señala López, que asegura que la causa del desalojo de sus casas fue el intenso humo. De hecho, confiesa que cuando salieron ya se dejaban notar sus efectos.

Impresionados por lo que les había tocado vivir durante el domingo y sobre todo por la noche, el matrimonio formado por Isabel López y Daniel Fernández, aseguraron que nunca habían visto nada ni parecido a los incendios que está sufriendo el Suroccidente con especial virulencia en estos días. "Ya somos mayores y nunca en mi vida habíamos visto esto", subraya López. Además, lamenta que en el momento en el que finalicen los incendios "el paisaje del pueblo será desolador, no se va a ver más que una negrura rodeando Gillón".

Del medio centenar de desalojados en las tres localidad de Cangas del Narcea, la mayoría fueron regresando durante el día de ayer a sus domicilios. Todos pudieron respirar con alivio al mirar sus casas y ver que el fuego no había llegado a ellas, a pesar de la complicada situación que se estaba viviendo.