Londres también vivió el pasado lunes una mañana especial. No fue tan espectacular como en Asturias pero el cielo también se tiñó de naranja a causa del polvo y la ceniza en suspensión procedente de los incendios de Asturias y Galicia, mezclados con polvo procedente del norte de África. La inmensa nube de humo se trasladó hacia el Norte hasta llegar a Londres donde se captaron imágenes parecidas a las que se vivieron en Asturias: sorprendentes estampas de cielos anaranjados y de baja luminosidad debidos a la elevada dispersión de la luz por la presencia de partículas de humo y ceniza. El denominado "efecto Rayleigh" explicó también el amanecer lento de Asturias. Ayer, en cambio, la jornada comenzó con normalidad. "Amanece, que no es poco", pensó más de uno.